En cada una de sus luminosas once canciones se esconde una verdad, una labor realizada con extremo cuidado y cariño. Este disco es una muestra de buen rock cargado de las más variadas influencias, desde el swing de los años cuarenta hasta el tango argentino, todo ello aderezado con unas letras que hablan de madurez y de estar de vuelta de la vida. Los amores eternos, los tipos duros y las muñecas rotas…, todos caben en él. La madurez que ha adquirido en lo profesional (algo que había demostrado ya en el álbum Lo siento, Frank) también ha llegado al terreno de lo personal.
Aunque tiene las mismas ganas de componer que cuando empezó, ahora le preocupa «mucho más la vida que el arte». Se siente un superviviente y ha cambiado la vida nocturna y sus excesos en ella por los pañales de su segundo hijo, que acaba de nacer.
* Auditorio Municipal de Calasparra. Esta noche a las 22.30 horas. Entradas a 10 euros (en www.cam.es).
Un rockero emigrado
Ariel Rot huyó de la dictadura argentina cuando sólo contaba 16 años. Madrid fue su destino. Allí entró en contacto con el grupo Spoonful Blues Band, que más tarde pasaría a llamarse Tequila, con el que se convirtió en un verdadero ídolo de masas. Después vendrían Los Rodríguez y, a sus 45 años, siete discos en solitario.
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