Las mujeres, suizas, escocesas, finlandesas y francesas, tuvieron que desarrollar todas sus actividades cotidianas tumbadas en la cama y con los pies ligeramente elevados.
Una vez de pie para las pruebas finales, las voluntarias han asegurado que están orgullosas de haber ayudado a futuras astronautas. Los investigadores de la Agencia Espacial Europea esperan que los resultados de este estudio ayuden a prever los problemas médicos que podrían surgir en misiones espaciales más largas y a lugares más recónditos.
Sin moverse
Las mujeres fueron divididas en tres grupos: uno comía una dieta especial para misiones espaciales, otro desarrollaba ejercicios musculares específicos y el tercero fue utilizado como 'grupo de control'.
Durante esos 60 días de 'reposo' se les permitió leer libros,
Tras el experimento las mujeres tenían, entro otros síntomas físicos, la cara hinchada, la nariz taponada, picores, los músculos debilitados y pérdida de masa ósea.
Las voluntarias, que tenían entre 25 y 40 años, estaban en buena forma física cobraron alrededor de 15.200 euros por participar en este experimento.
Stephanie Gacher, de 31 años, dice estar muy orgullosa de haberse acercado un poco más a su sueño de viajar al espacio ayudando, con este estudio, a futuras astronautas. Los investigadores esperan publicar en breve los resultados del experimento.
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