Con motivo del Día de la Mujer, la formación reclamó así una jornada laboral de 35 horas por ley, "sin reducción de derechos"; además del reparto "equitativo" del trabajo y de las responsabilidades entre mujeres y hombres; empleo "estable y con derechos"; igualdad salarial; dotación presupuestaria, aplicación y desarrollo de las leyes de igualdad y de dependencia; políticas municipales para hacer las ciudades habitables para las mujeres; y una reforma fiscal encaminada a que "paguen más los que más tienen, para el desarrollo de empleo público estable para las mujeres".

En nota de prensa, la formación alertó igualmente de que la "mayor parte" de las personas pobres y excluidas de la sociedad y sin coberturas son mujeres, y añadió que Extremadura es el "paradigma" de paro "estructural", con una tasa de paro femenino "casi de un 22 por ciento (respecto al 19 por ciento de la media de España)".

Sobre este respecto, apuntó también que el mercado de trabajo de la comunidad se caracteriza principalmente por el "abuso" de la temporalidad y la contratación a tiempo parcial, "especialmente" para las mujeres, así como por la discriminación salarial.

"El raquítico estado del bienestar no avanza sino que retrocede", afirmó el PCEx, que lamentó que exista "menos presupuesto para la ley de dependencia, privatización de los servicios públicos y recorte de las pensiones", lo que a su juicio "perjudica especialmente a las mujeres que son las que finalmente asumen los trabajos familiares básicos de la vida".

Ataque político e ideológico

Al mismo tiempo, alertó de que las féminas están "sufriendo un ataque político e ideológico" sobre los derechos conquistados por los movimientos de mujeres. "Las políticas para la igualdad de género reciben fuertes ataques por parte de la derecha política, el sistema judicial y la iglesia católica", señaló el PCEx, que consideró también "necesaria" la expansión del gasto social para acabar con la desigualdad.

Reclamó de este modo una mayor provisión pública de bienes y servicios socialmente esenciales en educación, sanidad, atención a la dependencia, programas de integración social, vivienda pública, o transporte. "Es el ejemplo más claro de cómo la atención a las necesidades sociales puede traducirse en la creación de empleo estable y con derechos, siempre que este venga de mano de una expansión directa de la esfera del sector público en la economía", sostuvo.

Según indicó, una parte "nada despreciable" de ese trabajo socialmente necesario se realiza en la actualidad, "oculto tras el manto del trabajo doméstico y, más recientemente, con la globalización del trabajo de cuidados a cargo de mano de obra inmigrante mayoritariamente femenina". En este sentido, añadió que la transformación de ese trabajo "oculto" en empleos socialmente reconocidos "es un imperativo en una sociedad con menor desigualdad de género".