Un esquiador de 36 años, vecino de Sabiñánigo, falleció sepultado por una avalancha en el puerto pirenaico del Portalet este mes de febrero, y en enero, la Guardia Civil localizó muertos a tres montañeros navarros, que fueron alcanzados y sepultados por un alud en la zona de La Collarada, en el término municipal de Villanúa.

Los aludes de nieve son "uno de los principales peligros de la montaña en invierno", manifestó, en declaraciones a Europa Press, el teniente coronel de la Guardia Civil de Huesca, Carlos Crespo, quien apuntó que el Pirineo cuenta, en la actualidad, con unos niveles de riesgo muy elevados, lo que obliga a extremar la precaución.

Mucha nieve

A la gran cantidad de nieve registrada este año, se suma el viento que la acumula en determinadas zonas y provoca avalanchas. El teniente coronel de la Guardia Civil explicó que "este año ha caído mucha nieve y cuando también hay mucho viento, se acumula en determinadas zonas y, posteriormente, al transitar por la montaña se corta la capa de nieve y se provoca una avalancha".

A estas condiciones de la montaña en invierno, se suma el aumento del número de aficionados que realizan prácticas deportivas en este escenario, lo que incrementa el número de accidentes.

Crespo se refirió a las cuatro personas fallecidas entre enero y febrero en el Pirineo, algunas de las cuales eran conocedoras del medio, para argumentar que "la montaña es hostil para todos".

Respecto a las imprudencias, informó de que, en parte, están relacionadas con las zonas y prácticas deportivas, ya que "mientras los accidentes de alta montaña, es decir, por encima de los 2.000 metros, son protagonizados por conocedores del medio, los accidentes relacionados con el senderismo o barranquismo están protagonizados personas que desconocen la práctica o el medio en el que se están moviendo".

En 2009, el 80 por ciento de los rescates realizados en el Altoaaragón se llevaron a cabo a través del helicóptero, un medio eficaz que garantiza la rapidez de acción.

Para Crespo, en Huesca, con cinco unidades de montaña y 50 agentes, acompañados de un helicóptero reforzado por un segundo medio aéreo en verano y un médico del 061, los medios "son suficientes para dar respuesta a la demanda".

El teniente coronel no entró a valorar la conveniencia o no de que el accidentado imprudente costee económicamente su rescate, ya que, según dijo, el objetivo de la Guardia Civil es "auxiliar a quien lo necesite", pero explicó que desde hace un tiempo tras un accidente se llevan a cabo diligencias judiciales.

"Lo que estamos empezando a hacer desde hace un tiempo es valorar si ha habido o no conductas imprudentes y después de un accidente se realizan diligencias judiciales", dijo Crespo.

El oficial de la Benemérita añadió que "si un accidente se ha producido por causas imprudentes se pone en conocimiento del Juzgado y se estudia si esa conducta tiene un reproche penal o no lo tiene y las conductas imprudentes o temerarias que puedan ocasionar algún tipo de daño en las pistas de esquí también se denuncian".

Entre las recomendaciones, Carlos Crespo aconsejó que antes de partir a la montaña hay que informarse del tiempo que va a hacer, conocer la ruta a realizar y no modificarla e ir siempre bien equipado.