La angustia y los estupefacientes fueron dos constantes en la vida de Yves Saint Laurent (Orán, 1936-París, 2008). Así lo asegura la periodista y escritora francesa Marie-Dominique Lelièvre en su libro Saint Laurent. Mauvais garçon (Saint Laurent. Chico malo). La obra, que sale a la venta este martes, ha conseguido ya levantar polémica en torno a la figura del diseñador.

"Anfetaminas, drogas y alcohol empiezan a crear en Yves daños psíquicos irreversibles", destaca Lelièvre en un pasaje del libro. Según ella, el célebre modisto vivía devorado por la angustia de tener que ser el mejor en su oficio, y fue eso lo que le condujo a la mala vida. Sucedió a partir de 1976, cuando el artista desapareció "fulminado" por el genio.

La autora afirma también que, durante su adolescencia, Saint Laurent sufrió por su condición de homosexual y fue víctima de burlas en el instituto. En la misma etapa, este grande de la alta costura recibió de las mujeres de su familia (su madre, Lucienne-Andrée, y sus dos hermanas, Michèle y Brigitte) un "amor incondicional", lo que le llevó a convertirse en un hombre de carácter tiránico que recibía sin dar nada a cambio.

Su pareja, clave en su vida

Angustiado, consumidor de drogas y alcohol, obsesionado con la perfección, déspota... El perfil que Lelièvre traza de Saint Laurent se suaviza al referirse a su faceta laboral. Yves que el diseñador de origen argelino tenía un trato exquisito con sus empleados. Ellos, a pesar de trabajar sin horarios y aunque habían de lidiar con el fuerte carácter del modisto, rendían culto a su personalidad debido a su gran dedicación al oficio.

En la vida de Yves Henri Donat Mathieu-Saint-Laurent (ése era su nombre completo) hubo un nombre clave, el de Pierre Bergé. Entre ambos hubo una relación sentimental que se rompió pronto, en 1976. Sin embargo, siguieron compartiendo vivienda y mantuvieron su relación profesional, que supuso para el creador un apoyo sin el que no habría podido crear su propia firma de alta costura tras perder el trabajo en la casa Christian Dior.

El propio Bergé, cree Lelièvre, ayudó a crear el personaje de Yves Saint Laurent y fue la pareja "que colmaba sus debilidades". Al ser "indispensable", asegura la escritora, le privó de su "autonomía". Para Saint Laurent. Mauvais garçon, Lelièvre quiso contar con la participación de Bergé como personalidad clave. Sin embargo, el empresario rehusó colaborar con ella.