De cada 100 litros de agua que salen de los aljibes municipales de la provincia de Málaga, entre 22 y 33 se pierden. Los datos provienen del último informe Málaga Sostenibilidad de la Diputación de Málaga y del diputado responsable de Medio Ambiente, Miguel Esteban (IU).

No se trata de unas cuantas gotas: unos 34.500 millones de litros se pierden al año, lo que equivale a todo el líquido embalsado en La Viñuela en estas fechas o a más de lo que cabe en el pantano de El Limonero o al 16% de todas las reservas actuales de agua superficial.

En la red de abastecimiento entran 275 litros por habitante y día, pero sólo se consumen 215, lo que supone unas pérdidas de 60 litros por habitante y día, aunque las fugas se producen en el transporte del preciado líquido por las poblaciones antes de llegar al contador de cada casa o empresa.

Este fenómeno no supone una pérdida económica para el consumidor, aunque sí un mal uso de uno de los recursos más escasos en Málaga: el agua.

Por zonas

Parte de estas pérdidas son difícilmente evitables, según Esteban, porque en las tuberías siempre se queda parte del agua. Sin embargo el análisis de los datos por comarcas muestra que hay margen para mejorar. La capital, Axarquía y Torcal-Montes de Málaga registran pérdidas de entre el 10 y el 15%. La Costa del Sol Occidental cuenta con un 24% de fugas.

Por encima de la media provincial se sitúan Nororma, Guadalteba, Serranía de Ronda y el área de Guadalhorce-Sierra de las Nieves. En todos esos casos se alcanza el 40%.

Las causas de las pérdidas son la antigüedad de las tuberías, averías y roturas. Esteban apuesta por modernizar las conducciones e instalar dispositivos que ayuden a identificar dónde hay pérdidas. «El caudal de una tubería puede medirse por tramos y se pueden colocar sensores para las fugas».

En el regadío este fenómeno tiene una magnitud mayor. «En las acequias del Guadalhorce se pierde hasta el 45%».