Un convincente Lula Da Silva proclama que 'ha llegado la hora de Río'

Brasil quiere los Juegos Olímpicos de 2016 y ha venido a Copenhague a llevárselos. Su intención ha quedado patente en la presentación que su delegación ha puesto sobre la mesa de la 121 sesión del COI, donde Lula Da Silva, el presidente brasileño, ha lanzado un desafío a los 97 miembros del plenario con derecho a voto que lo ejercitarán en las próximas horas.

“Los Juegos de Río serán inolvidables si nos dan la oportunidad ” prometió Lula, quien veladamente reprochó a los organizadores que “los Juegos pertenecen a todos, a toda la humanidad” y les recordó que Suramérica no ha albergado jamás este evento deportivo, mientras que el resto de candidatas sí lo han hecho. “Para ellos son unos Juegos más”. Lula proclamó finalmente que "ha llegado la hora de Río" y de América del Sur.

Todos y cada uno de los miembros de la delegación carioca pusieron pasión, ganas y entusiasmo a las posibilidades y oportunidades de su ciudad. No faltó de nada: música, diversión, ocio, playas, espacios naturales y, sobre todo, la entrega de más de 190 millones de brasileños que quieren, exigen y reclaman los Juegos. Ellos y los más de 440 millones de latinoamericanos que sienten como propia la candidatura carioca.

La delegación brasileña sabe cuál es su punto flojo y no dudó en coger el toro por los cuernos. Tanto el alcalde como el gobernador de Río incidieron en las medidas de seguridad, explicando que ya se trabaja a pleno rendimiento para garantizar que Río sea una ciudad segura para todos los deportistas y miembros del COI. Eso sí, pasó de puntillas por el asunto del transporte (otra de las espinas), asegurando que los desplazamientos están garantizados, pero sin precisar cómo.

Economía puntera

La décima potencia económica del mundo (que está previsto que sea la quinta en 2016) no se explica por qué jamás le han encargado organizar unas Olimpiadas, y así lo ha dejado notar. “Estamos listos”, proclamaba la delegación, que no se olvidó de apelar al espíritu de los Juegos, algo que quiere transmitir a sus jóvenes y que potenciará su “inclusión” social además de garantizar las infraestructuras sociales a una economía emergente.

En el turno de preguntas, la delegación tuvo que enfrentar el problema (como Tokio) de la legislación antidopaje. “¿Realizará la policía las inspecciones necesarias?”, preguntaban miembros del COI.

Otros, como Alberto de Mónaco, querían aclarar el problema de los cruceros (que servirán como alojamientos), a lo que los cariocas reconocieron tener 8.500 cabinas cerradas y estar negociando más contratos con las navieras. Y Lula terciaba recordando que “Brasil ha aprendido a cumplir con sus compromisos”.

Y al final, algo que no habíamos visto en otras presentaciones y que podría haber sentenciado los Juegos: “Congratulations” le decía Alberto de Mónaco al presidente brasileño. Veremos qué significa.

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