Un total de 48 personas han fallecido en los 46 accidentes mortales de tráfico registrados en las carreteras españolas durante la operación especial de Semana Santa, que comenzó el pasado 3 de abril y concluyó a medianoche de este lunes, lo que representa un 27% menos con respecto al año 2008, cuando en este mismo periodo perdieron la vida 66 personas.

Un dato significativo es que un 23% de las víctimas no llevaba puesto el cinturón de seguridad, tal y como confirmó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en rueda de prensa para presentar el balance de seguridad vial de la Semana Santa 2009, en la que destacó que el número de fallecidos se ha reducido en dos años en un 50%.

Durante la pasada Semana Santa se produjeron 14,7 millones de desplazamientos, lo que supuso 200.000 más de los que se habían previsto inicialmente. Pese a ello, el dato representa una reducción de un 4% con respecto a 2008.

El balance de la DGT ofrece datos importantes como que el 80% de los accidentes se ha producido en carreteras convencionales de doble sentido. Además, de las 48 personas muertas, seis viajaban en motocicleta, cuatro menos que en la Semana Santa de 2008. La franja horaria más peligrosa es la que discurre entre las 14:00 y las 20:00 horas, y el accidente más común la salida de vía.

El origen de la mayoría de los siniestros suele ser una combinación de exceso de velocidad y distracción del conductor y el tramo de edad en el que más han caído los accidentes es el de los jóvenes de entre 15 y 24 años.

En 2008 murieron 18 personas más

El pasado año en las mismas fechas murieron 66 personas en accidentes de tráfico, 18 víctimas más de las que se han registrado en 2009. Pérez Rubalcaba subrayó que el número de desplazamientos este año ha sido similar al registrado en 2006, aunque el total de fallecidos se ha reducido a más de la mitad, ya que aquel año hubo 106 muertos en las carreteras durante la Semana Santa.

El titular de Interior destacó también que se ha roto la tendencia negativa de la siniestralidad en este periodo, en el que tradicionalmente seguían aumentando los accidentes de tráfico y no se reducía de forma tan significativa el número de víctimas.