Es el verdel que se muerde la cola. Los arrantzales lo pescan mucho, porque hay grandes bancos cerca en la costa vasca y además se vende muy bien. Y como hay mucho, es barato. Y como es barato, y de aquí, y fresco, los ciudadanos lo compran a espuertas.

El verdel es ese pez con una línea verde en la panza. Estos días, lo vemos reposar sobre el hielo de todas las pescaderías vascas. Están bajo un cartel con un precio atractivo: siempre por debajo de 2,5 euros.

Este pez se ha convertido en uno de los pocos pescados frescos que se pueden poner sobre la pesa a un precio asequible. «Por eso siempre las ventas son buenas», explica Laura Nieto, pescadera del Mercado de la Ribera. Está lejos de los cinco euros que viene a costar la lubina o el rape. Además, sólo hay verdel en febrero y marzo.

Para los arrantzales, el verdel ha sido un flotador. Tienen prohibido pescar anchoa porque está en vías de extinción. El pez verdoso les ha salvado.

Antes se tiraba al mar

El verdel es pescado azul, luego sano. Es sabroso, aunque tiene un estatus inferior al chicharro o el rape. De hecho, hace diez años los arrantzales ni los pescaban. Si alguno se quedaba en la red, lo devolvían al mar. Hoy es la principal fuente de ingresos en las cofradías de Lekeitio, Bermeo u Ondarroa.

«Estamos sacando cantidades importantes a pocos kilómetros de la costa», explica Leandro Azkue, responsable de las cofradías guipuzcoanas.

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