Hay pruebas de que los cuatro detenidos participaron en la desaparición de Marta

  • A Miguel lo inculpan unos restos de sangre encontrados en su chaqueta.
  • Llamadas teléfonicas y declaraciones señalan a Samuel y al menor.
  • Que el piso estuviera limpio es la prueba de que Francisco Javier, hermano de Miguel, también estuvo allí.
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La Policía ha explicado cómo sucedieron los hechos la fatídica noche del día 24 de enero, cuando desapareció la joven sevillana Marta del Castillo. Ese día, a las 17 horas, Miguel salió del domicilio en el que vivía en Camas, acicalándose más de lo normal (incluso se puso las lentillas azules con las que cambiaba el color de sus ojos), porque había quedado con Marta. Se dirige a la barriada de Tartesos, donde se ve con algunos conocidos porque llegó antes de la hora prevista para la cita. Allí recoge, a las 18.00 horas, a la joven de 17 años.

Montados en la motocicleta del joven, ambos visitan varias zonas de la ciudad. La última vez que ambos se ponen en contacto con otras personas es a las 19.00 horas desde los bajos del puente de Triana. Desde este punto se dirigen al domicilio familiar de Miguel, en la calle León XIII, donde, tras una charla que acaba en una discusión, el presunto homicida golpea a la joven. Marta se desploma inconsciente en el suelo, aunque hasta que no se descubra el cadáver no se podrá determinar si ya estaba muerta en casa de Miguel. Eso ocurrió antes de las 20.00 horas, porque Marta no contesta a una llamada al móvil, dos minutos después de esa hora. Tampoco responde a dos mensajes que le envía una amiga, a las 20.35 horas y a las 20.45 horas.

Miguel asegura a la Policía que, desorientado y nervioso, llama desde una cabina situada enfrente de su domicilio en León XIII a sus amigos Samuel y Javier (Cuco), el menor de 15 años que se encuentra internado en un centro de menores. Samuel también está detenido.

Ambos amigos se desplazan hasta la casa de Miguel en el coche de un familiar del menor, un Volkswagen Polo de color blanco. En ese momento es cuando los tres amigos y Francisco Javier, hermano mayor de Miguel, de 40 años, coinciden en el domicilio de León XIII. Deciden deshacerse del cuerpo y Miguel lo envuelve en una manta antes de bajarlo al coche en el que habían llegado sus amigos.

Con el cuerpo en la parte trasera del coche, en el que también viajan Samuel y Cuco, el grupo se dirige al antiguo puente de Camas, con Miguel siguiendo al vehículo en una motocicleta. Allí, y es algo en lo que coinciden los tres acusados, lanzan el cuerpo al Guadalquivir. Miguel, entonces, se marcha a la vivienda que habita en Camas, a la que llega sobre las 22.50 horas, y sus dos amigos regresan a Sevilla.

Desde el primer momento, la Policía mantiene una vigilancia las 24 horas sobre los principales sospechosos y empieza a trabajar en los posibles escenarios de la desaparición tratando de recopilar pruebas. Cuando registran la vivienda donde Miguel vivía en Camas descubren restos de sangre en la chaqueta que el joven había utilizado aquella noche. Unos restos que deja el arma homicida, supuestamente un cenicero, cuando el joven lo esconde para tratar de deshacerse de él.

A partir de ahí, con pruebas evidentes de la participación de los acusados en la desaparición, es cuando empiezan a producirse las detenciones. La primera es la de Miguel, a las 13.00 horas del viernes 13. Le sigue la de Samuel, a las 00.30 de la madrugada del sábado 14. Un día después, a las 13.30 del 15 de febrero, es Cuco el que es detenido. Y el lunes 16, le llega el turno a Francisco Javier, hermano de Miguel.

La Policía asegura tener pruebas evidentes para inculpar a todos los detenidos. A Miguel lo inculpa la sangre de Marta encontrada en su chaqueta. A Samuel y Cuco las llamadas que se produjeron entre todos ellos los días siguientes a la desaparición, la reconstrucción de los hechos  y las declaraciones realizadas ante los agentes policiales. Y a Francisco Javier que, ya que Miguel asegura que tras deshacerse del cuerpo se marchó a su domicilio de Camas, la casa donde se produjeron los hechos estuviera limpia (la colcha de la cama estaba lavada) cuando aquella misma noche llegaron los padres de Marta a buscarla.

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