El policía, herido por el maltratador que mató a su novia en Pontevedra durante un permiso carcelario, dice que nunca había vivido algo tan difícil.

El agente ha contado que el presunto asesino, Maximino Couto, "recorría las calles fuera de sí con dos cuchillos, como un matarife que va a degollar a una vaca".

Después de dos semanas en el hospital, Pablo B. G. no sabe si recuperará la movilidad de su mano izquierda. Maximino le acuchilló en el brazo cuando lo estaban intentando detener entre cinco agentes. "Sólo recuerdo que estaba en el suelo perdiendo mucha sangre", relata.

Después, fue al domicilio de unos vecinos de ella y se cebó con ese matrimonio, que continúan hospitalizados, el marido en estado grave. En esa casa, "es donde logramos reducirlo y detenerlo".

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