El pasado 23 de mayo reabría sus puertas el remodelado Mercat de Sant Antoni, la columna vertebral de un barrio entero el cual tuvo que esperar más de ocho años de obras para hacer realidad la recuperación de un edificio emblemático y de una actividad económica que durante todo ese tiempo de espera tuvo que sobrevivir en carpas. Esta obra costó a las arcas municipales 80 millones de euros.

Los entoldados que han dado cobijo a los comerciantes de Sant Antoni en un mercado provisional que ha estado ubicado en la Ronda de Sant Antoni todo este tiempo (9 años) quedarán completamente desmontados el próximo 30 de noviembre. Las paradas que han estado en funcionamiento en este emplazamiento han sido las de pescado y las de los Encants.

La carpa de producto fresco tenía una longitud de unos 150 metros y una anchura de 16,6 metros y una superficie total de 2.372 metros cuadrados. La de los Encants, por su lado, tenía 2.085 metros cuadrados de superficie, una longitud de 140 metros y una anchura de 14,90 metros. 

Lo que permanecerá todavía en la calle será la losa que ha soportado el mercado provisional, que podrán pisar los vecinos a partir del 13 de diciembre. Se retocará para que comerciantes y residentes puedan usar la zona en las fiestas mayores del barrio, que comienzan el próximo 11 de enero.

En este espacio de más de 4.500 metros cuadrados se trabajará para acondicionar el pavimento y para llevar a cabo una intervención artística para crear juegos infantiles y lúdicos pintados en el suelo. Se instalarán además siete bancos, una decena de sillas y 48 árboles y se renovará el alumbrado.

Para la reforma definitiva del espacio se tendrá que esperar al año 2020. La licitación tendrá lugar a lo largo del próximo 2019 mientras que la reforma estricta se llevará a cabo en 2020 coincidiendo con el despliegue de la segunda fase de la 'superilla' de Sant Antoni.

Por su parte, la carpa dominical de Sant Antoni, que estaba instalada enm la calle Urgell entre Floridablanca y Tamarit, se comenzó a retirar el pasado 12 de agosto. Los trabajos tanto el desmontaje del tenderete como la adecuación de la calle Urgell se prolongaron hasta finales del pasado mes de septiembre.

A pesar de contar con un mercado recién estrenado, los comerciantes de Sant Antoni tienen que lidiar desde prácticamente la inauguración del nuevo edificio con constantes goteras, más molestas aún si cabe teniendo en cuenta el otoño tan lluvioso que está teniendo Barcelona.

Los vendedores se ven obligados a tapar con plásticos el género para evitar que se eche a perder. Los paradistas más afectados son los de la zona de los Encants y los de alimentación. El Ajuntament de Barcelona les ha comunicado que pondrá solución a las filtraciones antes de enero.