El Árbol del Ahorcado y Los Calabozos: nuevos y "peligrosos" poblados de Madrid

  • Gitanos rumanos huidos de Italia crean tres poblados en el norte.
  • Los del Árbol del Ahorcado roban en el centro comercial de Sanse.
  • Otros gitanos se van a Las Liebres para apartarse de los conflictos.
Niños jugando en el poblado El Árbol del Ahorcado. (JORGE PARÍS)
Niños jugando en el poblado El Árbol del Ahorcado. (JORGE PARÍS)
Niños jugando en el poblado El Árbol del Ahorcado. (JORGE PARÍS)

La Comunidad y los ayuntamientos no dan abasto para erradicar los poblados chabolistas. Un año después del desmantelamiento de El Salobral y Pitis, y en plena campaña de desalojos en la Cañada Real, tres nuevos poblados habitados por gitanos rumanos se han establecido en el entorno del norte de la capital.

Estamos hartos de ellos: roban, destrozan los coches, hacen hogueras y dejan basura por la zona

El más numeroso es el poblado de El Árbol del Ahorcado, en el camino del Juncal (San Sebastián de los Reyes). Es una finca privada, tomada por un centenar de personas desde hace tres meses. La mitad de ellos llegó huyendo de Italia a principios de verano y el resto procede de poblados desmantelados en el sur en los últimos meses.

"A la región pueden haber venido hasta un millar, asustados por la política ultrarradical y xenófoba de Berlusconi, lo que no quiere decir que todos estén llegando en masa", señala el presidente de la Federación de Rumanos (Fedrom), Miguel F. Stefanescu.

Cerca del Megapark

La Policía de ‘Sanse' tiene catalogados a los habitantes del Árbol del Ahorcado como "peligrosos" y han comprobado que, "desde que están allí, han aumentado los robos en coches aparcados en el polígono comercial Megapark y dentro de las grandes superficies (como Plaza Norte, Ikea y Carrefour)", situadas a sólo un kilómetro del asentamiento.

Los dueños de un desguace próximo están "hartos de ellos: roban, destrozan los coches, hacen hogueras y dejan basura por la zona". Fuentes policiales creen que también se dedican a robar vehículos y una vecina recuerda que "por la noche hay mucho movimiento de coches de lujo".

La solución es integrarlos, ayudarles a encontrar un trabajo y escolarizar a los niños

En el límite entre Alcobendas y el distrito de Fuencarral (junto al polígono industrial Los Calabozos) apareció la pasada primavera un asentamiento menor. "Son unas pocas chabolas y decenas de personas del Este", explica el portavoz de los vecinos de Las Tablas, Lorenzo Álvarez.

Pero no todos los chabolistas rumanos son conflictivos. Al otro lado de la M-40, también en Fuencarral, el antiguo poblado de Las Liebres (desmantelado en 2003) ha vuelto a resurgir. Diez familias gitanas se trasladaron allí a principios de verano, "porque no queremos que nuestros hijos vean la delincuencia de otros poblados", explica Viorika. "Sobrevivimos vendiendo chatarra, no nos gusta vivir así, pero es lo que hay", añade con resignación Gavor, su cuñado.

En la región viven 212.000 rumanos, según datos de Fedrom, de los cuales aproximadamente un 10% son de etnia gitana (unos 21.000). "La solución es integrarlos, ayudarles a encontrar un trabajo y escolarizar a los niños", reclama Stefanescu.

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