El ministro del Interior, José Antonio Alonso, condenó esta última acción terrorista de ETA y se mostró "convencido" de que la intención de la banda era "perturbar la tranquilidad de los miles de ciudadanos que se disponen a disfrutar de sus vacaciones".

En un comunicado, reiteró que "el Gobierno seguirá utilizando todos los instrumentos del Estado de Derecho para poner fin a la violencia terrorista" y volvió a hacer "un llamamiento a la unidad de los demócratas en la lucha contra ETA".

El Gobierno Vasco también condenó los atentados y advirtió a ETA de que "no tiene otra alternativa que renunciar definitivamente a la utilización de la violencia" en un comunicado, en el que también envió su solidaridad "a los vecinos y a las instituciones de las localidades que hoy han visto truncada la normalidad de su vida cotidiana y la convivencia pacífica".

El Gobierno de Castilla-La Mancha, comunidad donde explotaron los artefactos, expresó en un comunicado su "más enérgica repulsa" y dijo que ETA muestra con estos actos estar "en la recta final", al tiempo que pidió "aplicar la ley con firmeza", ya que es "la mejor respuesta para los que se sirven de la violencia para terminar con la democracia".

También el presidente del PP en Castilla-La Mancha, José Manuel Molina, condenó "tajantemente" la actuación de la banda terrorista ETA y confió en que "las acciones policiales y la justicia terminarán por desterrar a los violentos del estado democrático en el que vivimos".

El subdelegado del Gobierno en Ciudad Real, Miguel Lacruz, mostró su repulsa hacia "los que quieren amargarnos las vacaciones, coartar la libertad y atentar contra la vida, la libertad, la democracia y el diálogo, que es lo que el Gobierno pretende y busca", tras la colocación de estos dos artefactos, uno de ellos, el de Madridejos, entre esta población y la ciudadrealeña de Puerto Lápice.

El alcalde de Madridejos, Emiliano Sánchez Galán, también censuró, en declaraciones a EFE, a los terroristas que "quieren causar miedo entre la población y generar los máximos problemas a la sociedad".

Las explosiones de estos artefactos apenas fueron percibidas en los locales del entorno, como explicóel encargado de un local de alterne situado a 300 metros del cambio de sentido donde estaba la bomba de Madridejos, que dijo que cuando explotó no oyeron nada "porque aquí tenemos la música muy alta", aunque señaló que quizás pudo ser desactivada por las fuerzas de seguridad.

Como el "estallido de una rueda" les sonó la bomba de Maqueda a los propietarios y trabajadores de un restaurante situado a 500 metros del kilómetro 75 de la Autovía A-5 donde estaba el artefacto, según explicó uno de los trabajadores que dijo que no vieron ni percibieron nada más.

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