Dio a conocer el sencillo Europa antes de que saliera el disco. ¿Una manera de generar expectación?
Cuando terminamos de grabar nos reunimos con el presidente de Sony-BMG. Y cuando escuchó Europa dijo «me lo quedo». Todo lo que viene detrás es el departamento de marketing.
Tampoco te creas. Teníamos tantas ganas de que el disco viera la luz que, como la masterización no estaba acabada, dijimos «¡Que salga Europa!»
En la portada parece usted Morticia, en el videoclip hay calaveras... ¿Se ha vuelto siniestra?
Noooo. El mundo gótico es muy interesante, inquietante y por descubrir. Cuanto más me adentro, más me gusta.
¿Y qué tiene usted que ver con una tarántula?
Es el título que resume el origen del disco. Cuando me retiré acabé muy asqueada y estuve dos años sin cantar ni componer. Se me había ido toda la ilusión de golpe. Me quedé sin amigos, sin nada por el camino. Y tengo un marido maravilloso que me dijo: «Tenemos que intentar reconducir todo este mal rollo y tienes que hacerlo por ti porque esto no es sano». Me puse manos a la obra y empecé a componer. Redirigí todo ese veneno, porque era veneno, odio en estado puro, para poder hacer este disco.
Dice que el disco refleja la lucha hacia la libertad de expresión y que lo hubiera hecho antes si se lo hubiesen permitido ¿Quién no le dejó?
Cuando entras en la vorágine de las multinacionales, si cedes estás perdida. No cedí en ningún disco y con Chicas malas cedí, pero la oportunidad era muy buena. Por ambición, porque no me tengo que esconder, cedí. Y no sabes cuanto me arrepiento.
A hacer un disco que, bajo mi concepto, está muy vacío. Chicas malas no lo escucho, me trae mal rollo.
¿Ha dejado atrás esa ambición?
La ambición y la tranquilidad no se pueden llevar. Prefiero vivir, trabajar para pagar facturas y tener mi tiempo para disfrutar de los afectos.
En Europa habla de la decadencia de los grandes ¿Es autobiográfico?
Metafóricamente mucho. Dicen que para que los grandes imperios vuelvan a surgir primero se tienen que destruir y creo que ahora estamos reubicando el de la música. Ya lo hemos destruido.
¿Cómo se ha destruido?
De un disco que se hace en tres meses te puede encantar una canción, pero el resto es basura. Yo compro mis discos y como público me siento timada cuando me pasa eso.
¿Qué es lo mejor de su vuelta?
Ver que la gente seguía ahí. Ha sido emotivo. Disfrutaré, pero cuando termine lo más seguro es que me vuelva a tomar un break. Es la única manera de saber llevarlo.
* Pavelló Olímpic de Badalona. A partir de las 21.30 horas. Precio: 36 euros.
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