Tras más de un año de retraso, el viernes al fin se aprueba la ordenanza para la Convivencia. Con ella, a partir de otoño ya no tendrá que pagar al gorrilla que cada día le pide dinero.

La nueva norma prohibe esta mendicidad y la castiga con 120 euros o con sesiones de atención individualizada con los servicios sociales o por especialistas en materia de drogodependencia.

Las gamberradas también tendrán su pena. Los graffitis serán sancionados con hasta 750 euros, aunque si son el vehículos de transporte público, paradas, marquesinas... la multa podrá llegar hasta 1.500 euros y hasta 3.000 si es en edificios catalogados.

La quema de contenedores, papeleras (estos actos cuestan más de un millón de euros al año al Ayuntamiento) y rotura total de elementos mobiliario urbano costará hasta 750 euros de multa.

Pero además, el Consistorio podrá exigir al infractor que se haga cargo de la reparación del daño que ha causado.

Otros comportamientos incívicos como hacer las necesidades fisiológicas en la calle, escupir, tirar papeles o colillas al suelo o gritar tendrán un castigo de 120 euros.

La norma dedica todo un apartado a las cada vez más habituales grabaciones de burlas, insultos... Los comportamientos discriminatorios o de acosos en espacios públicos tendrán multas de 750 a 1.500 euros.

Si van dirigidas a ancianos, menores o discapacitados ascenderán hasta 3.000. Ésta multa máxima es la que se aplicará si los hechos son registrados por «cualquier medio de grabación».

Si los autores de los actos prohibidos por la ordenanza son menores se podrán sustituir las sancione por trabajos a la comunidad y los responsables legales de ellos, serán los responsables del daño producido.

Mañana, coincidiendo con el pleno que dará luz verde a la normativa, la asamblea La Calle es de Todos se concentrará ante el Ayuntamiento para mostrar su rechazo.

Un plan para la prostitución

La ordenanza no incluye finalmente el problema de la explotación sexual. El Ayuntamiento lo abordará en un Plan Integral contra la Prostitución que ya se está elaborando y que tendrá partidas económicas para ejecutarlo en el presupuesto del año próximo.

«El objetivo no es hacerla menos visible, sino atacarla de forma profunda», explica Nieves Hernández, delegada de Convivencia y Seguridad.

No obstante, el Consistorio ya ha puesto en conocimiento de la Policía Nacional este problema que sufren desde hace años los vecinos de Nervión.