Al mismo tiempo, los primeros envíos de ayuda, básicamente alimentos y agua potable, están llegando a las zonas más afectadas en el delta del Irrawaddy a bordo de helicópteos del ejército birmano.
El turismo, muy afectado
Sin embargo, la situación en el país asiático no tiene visos de mejora a corto plazo: en Rangún, la mayor ciudad de Birmania, no hay electricidad ni agua corriente; son los propios ciudadanos quienes retiran los postes eléctricos y los troncos de las calles y, para colmo, las últimas tragedias que han azotado el país han ahuyentado el turismo.
Primero fue la revolución de los monjes budistas, que se lanzaron a las calles el pasado septiembre para protestar contra la dictadura ejercida sobre el país por la Junta Militar (durante las protestas murió un fotógrafo japonés) y ahora el ciclón Nargis ha arrasado parte de la región, lo que ha provocado que el país caiga en desgracia.
En los últimos tres años Birmania había crecido como destino turístico. Los grandes operadores lo ofertaban, pero también algunas pequeñas agencias como Tantra Viajes, donde trabaja Lourdes Garcés. "Es un país especial, sobre todo por su gente. Son dulces, tranquilos, hospitalarios... todo el mundo repite que vuelven con sensación de paz", ha contado Garcés a 20minutos.es.
Pese a ello, el grupo que su agencia iba a mandar al país en junio se está replanteando el destino de su viaje. "Yo les digo que la zona turística no ha sido dañada por el tifón, pero ir o no ir es una decisión muy personal de cada uno", explica. Además, un grupo de turistas catalanes que se hallaba en Rangún en el momento de la tragedia tuvo que esperar a que remitiera el temporal para poder tomar el avión de vuelta, lo que desanima a posibles turistas.
El ciclón dañó el sur, el turismo va al norte
Según Garcés, el ciclón ha asolado el sur de Rangún, donde en algunas zonas han quedado destruidos el 80% de los edificios, pero las rutas turísticas por excelencia parten hacia el norte desde Rangún y sus infraestructuras no se han visto dañadas. Sin embargo, el miedo a una epidemia por el alto número de fallecidos asusta a quienes preparan un viaje a Birmania.
Los españoles que visitan el país suelen acudir a las Ruinas de Pagán, un centro arqueológico excepcional con más de dos mil pagodas de todos los estilos budistas situada en un entorno natural bellísimo, al espectacular lago de Inle, donde vive la gente vive en palafitos (unas casas flotantes sobre el agua), y a Mandalay, la segunda mayor ciudad del país.
Por todo ello, "cuando la gente está mal o necesita un cambio importante o ha tenido un problema gordo yo les mando para allá", explica Garcés. Un viaje a Birmania de quince días suele costar entre 2.000 y 2.300 euros.
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