«¿Qué es el rol? Una afición para disfrutar y pasar la tarde con amigos». Lo dice un aficionado y también experto de este juego. Se llama Jokin Segundo y desde los 12 años no pasa una semana sin participar en alguna partida de rol. «En total le hecho unas seis o siete horas a la semana», explica.

Un día de hace 15 años Jokin fue al colegio como una mañana más. Se encontró con un grupo de chavales mayores que él. «Solían jugar al rol y uno de ellos me dijo que les faltaba un jugador; ahí me estrené», recuerda.

Fue el comienzo de una afición para la que llegó a crear un club entre clase y clase. «Entonces conseguir juegos era difícil porque había muy pocas tiendas que los vendieran; ahora las cosas son diferentes», explica.

Desde aquellos días, Jokin ha reunido una colección de 16 juegos que guarda con mimo. Algunos han costado hasta 40 euros, eso sin contar los suplementos que ha ido añadiendo a la lista.

El rol es un juego basado en la abstracción y la interpretación. No hay un tablero ni tampoco figuras que simbolicen a los jugadores que participan en cada una de las partidas. «Es sólo una hoja en la que está representada cada persona en un mundo imaginario», describe.

Sobre la mala imagen que ha perseguido a la afición por los sucesos de hace algunos años, Jokin tiene también su opinión. «Es una fama infundada porque unos desequilibrados hicieron una cosa mal y dijeron que estaban jugando al rol».

Hoy, a sus 27 años, este profesor de universidad lo tiene claro: «El rol es un juego en el que hay teatro y ciencia ficción». Ahí es poco.

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