"No creo que haya habido un caso de divorcio que haya atraído tanta publicidad en el Reino Unido, y probablemente no volverá a repetirse" afirmó Alan Kaufman, abogado especializado en derecho de familia en la firma legal Finers Stephens Innocent.
Paul McCartney, de 65 años, se casó en 2002 con la ex modelo Heather Mills, de 40 años, para separarse cuatro años más tarde culpando a la intrusión de los medios en su vida privada. La pareja tiene un hija de cuatro años llamada Beatrice.
La atención de la prensa y del público se intensificó en los meses siguientes, cuando los tabloides publicaron coloridas historias sobre el pasado de Mills y retrataron a McCartney, un icono en su país, como la parte inocente, aunque después el ex beatle tuvo que jurar que se defendería ante los tribunales contra las acusaciones de los medios de que había agredido físicamente a Mills.
También Mills prometió que demandaría a los periódicos, y el año pasado dio varias entrevistas en televisión en las que acusó a los medios de estigmatizarla como una "prostituta" y una "caza fortunas". Su jefe de relaciones públicas renunció después de esas entrevistas, y días después Mills rompió las relaciones con sus abogados para pasar a representarse a sí misma ante el tribunal.
Desde que se anunció la separación, en septiembre de 2006, periódicos y tertulianos han especulado sobre cuánto dinero recibiría la ex modelo por el divorcio, citando cifras de entre 200 millones de libras (unos 260 millones de euros), un cuarto de la fortuna de McCartney, y 50 millones de libras, que sigue siendo la suma más grande pagada en un divorcio por encima de los 48 millones de libras que pagó el millonario John Charman.
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