El departamento de Salud de la DGA ha indemnizado con 100.000 euros a una mujer de 60 años a la que tuvieron que amputar una pierna después de que un médico le dijera que no tenía nada grave.
Los hechos sucedieron a mediados de 2007, cuando la paciente comienza a sentir dolor, inflamación y amoratamiento del dedo gordo de su pie izquierdo. Acudió a su médico y, aunque también le costaba caminar, el facultativo le quitó importancia y la mandó de nuevo a su casa.
Diez días después, la mujer regresa al médico, quien entonces la remite urgentemente al hospital. Allí le tienen que amputar la pierna por encima de la rodilla a causa de una isquemia subaguda arterial avanzada con ausencia de pulso en el pie y estado cianótico con prenecrosis.
Una realizados los trámites del expediente de responsabilidad patrimonial, tramitados por la asociación Defensor del Paciente, se concluye que en la primera consulta médica existió una pérdida de orpotunidad para identificar el proceso trombótico que estaba en curso, lo que permitió que avanzara la isquemia distal derivada.
La defensa de la afectada fue tramitada por el letrado Ricardo Agóiz, adscrito a los servicios jurídicos de la asociación el Defensor del Paciente en Aragón.
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