Los menores foráneos viven "hacinados" en los centros de acogida

  • La Diputación de Vizcaya alberga a 332 chavales y gasta 120 € al día en cada joven.
  • Cien no van a clase, denuncian los educadores.
  • "Esto no es pasajero: irá a más", advierten los profesionales.

El vaso está desbordado. En Vizcaya viven 332 inmigrantes menores de edad sin su familia, casi todos ellos marroquíes. La Diputación está obligada a hacerse cargo de ellos hasta cumplir los 18 años. Pero faltan recursos. Por ejemplo: 64 chavales conviven en el centro de acogida de Artxanda. Es una casa preparada para una familia de cuatro miembros. Han tenido que hacer obras para habilitar habitaciones en los talleres y garajes anexos al inmueble.

Este dato lo dio ayer a conocer el comité de empresa de los trabajadores de la Diputación. Denuncian el «hacinamiento» que sufren los menores extranjeros en los siete centros de acogida privados en el territorio. En éstos habitan el 82% de los chavales foráneos tutelados por la Diputación.

Son albergues con decenas de residentes «que incumplen las normativas del Ararteko, Gobierno vasco, derechos del niño...», critican los trabajadores. Los educadores de estas casas son escasos, y no dan de sí.

La situación es peor en los centros de Artxanda y Artzentales, que acogen a un centenar de menores. Éstos sólo dan alojamiento y desayuno. Ningún chaval va a clase.

«Es urgente que estos menores entren en un CIP (Centro de Iniciación Profesional). Algo que se puede hacer desde ya», apunta Aniceto Prieto, presidente del comité. Su receta es que todos los centros de acogida vizcaínos sean públicos. En Vizcaya hay 13 de éstos.

Tienen más educadores y acogen a pequeños grupos de unos diez chavales. La Diputación invierte 120 euros al día en cada menor tutelado, informa el comité.

Cada año llegan 100 chavales más

«Es inabarcable», explica agotado un portavoz de la Diputación. «Cada año nos llegan 100 chavales más. ¿Qué hacemos? ¿Montar diez pisos de acogida con educadores en la Gran Vía de Bilbao? Luego vendrán los vecinos y se quejarán porque los chicos montan bulla en el autobús», se lamentan desde el Departamento de Acción Social. El problema va a más. Hoy día hay 332 menores inmigrantes no acompañados. A principios de 2007, eran unos 260.

¿Cuál es la solución?

Nacho Rodríguez. Educador de menores extranjeros

«Eso no es pasajero: irá a más»

«Esto está desbordado. Yo trabajaba en el centro de acogida de Orduña, con 30 chavales inmigrantes. Llevábamos tiempo avisando a la Diputación de que era insostenible. Al final, los chavales se rebelaron como lo habría hecho cualquiera en su lugar. Ahora, cuando veo centros con más de 80 menores, me parece increíble», explica este veterano educador, que hoy trabaja en un centro de acogida público, con un número reducido de residentes.

«La solución pasa por crear centros más pequeños con unos seis chavales. Pisos de convivencia donde el educador tiene efectividad. Ya sé que es utópico, pero hacia ahí debemos avanzar. La Diputación debe saber que esto no es pasajero. Es estructural, e irá a más».

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