Lo más destacado de 'Maestros modernos del dibujo'

Bañista secándose (190).Bañista secándose o Después del baño (Edgar Degas, c. 1895). Éste forma parte de una serie integrada por cuatro pasteles, varios dibujos al carboncillo y una obra esculpida que representan a la misma mujer sentada en un sillón junto a una bañera, secándose el costado. El rostro no es visible, y al eclipsarse, permite que el resto del cuerpo se libere. Es la necesidad rítmica la que dicta la elección de la postura de perfil, y el modo de plasmar la carne o la cabellera. Una mano ataca el costado, lo acaricia con delectación, y respondiendo a ella, la otra mano se levanta como en un gesto de salutación ritual.
Personaje cubista (190).Personaje cubista (Pablo Picasso, c. 1914-1915). La llegada del cubismo supuso el factor más decisivo en la evolución de las artes figurativas en el siglo XX y desplazó la dicotomía lineal-pictórico a un segRetrato del padre del artista y su hermana (190).undo plano. Y también el gesto. Lo que el cubismo planteaba era una nueva tensión, una tensión entre el objeto y el plano pictórico, resultado de inscribir la estructura del objeto en la estructura del plano. Éste es uno de los dibujos cubistas de Picasso en la Colección Abelló y representa una figura femenina en un sillón. Pertenece a la serie de dibujos vinculados a la famosa Mujer en camisa sentada en un sillón (1913-1914).

Retrato del padre del artista y su hermana (Salvador Dalí, 1925). En su momento, autores como Degas o Gauguin vindicaron una tendencia ingrista o purista que fue recuperada por Picasso en torno a 1906. Cubismo e ingrismo compartían el énfasis en el valor de los elementos plásticos puros, abstractos (la línea, el plano...). El ingrismo picassiano fue adoptado brevemente por Salvador Dalí. En este dibujo, Dalí aplica la receta picassiana con todas sus consecuencias y el virtuosismo necesarios, asumiendo que se trata de una fórmula inestable, donde la línea se adhiere al objeto y luego se despega de él, se vuelve rígida y enseguida sinuosa, oscila entre el arabesco plano y las áreas modeladas de las cabezas.

Busto de doña Josefa Bayeu (190).Busto de doña Josefa Bayeu (Francisco de Goya y Lucientes, 1805). Este dibujo a lápiz representa el busto de la que fue mujer de Goya, doña Josefa Bayeu. La obra resulta de enorme calidad e interés, no sólo por ser el emotivo testimonio de la que fue su esposa y madre de sus seis hijos (todos malogrados a corta edad, menos uno, Javier), sino porque es una valiosísima en las nuevas tecnologías disponibles. Sirve de referencia para determinar la inverosimilitud de que el retrato pintado identificado como de Josefa Bayeu, que se conserva en el Museo del Prado, sea tal. Como ha apuntado Manuela Mena, aún aceptando que el dicho retrato estuviera pintado en 1798; o sea: cuando contaba la modelo 50 años y 25 después de haberse casado con Goya, no se entiende que aparezca con los rasgos de una joven.
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