Sin él no habría sido posible...

Syd Barrett, en una foto de archivo.
Syd Barrett, en una foto de archivo.
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Syd Barrett, en una foto de archivo.

Syd Barrett (1946-2006) fue uno de los fundadores y el 'máximo culpable' de la existencia de Pink Floyd.

Elevado en innumerables ocasiones a categoría de genio -sobre todo por los que le conocieron-, Roger Keith Barrett (Syd), constituye el gran pilar sobre el que se construyó uno de los grupos más influyentes e innovadores de la historia de la música moderna. Existen mil y un artículos sobre su vida y lo brillante que ésta fue en sus años de plenitud; también sobre su carácter afable, extrovertido e inquieto pero, ¿qué aportó exactamente a Pink Floyd y, por ende, a la música?

Denominación Pink Floyd: La procedencia del nombre de la banda británica es de sobra conocida. Pink Anderson y Floyd Council, dos músicos de blues de los que Barrett era seguidor, tuvieron mucho que ver. A pesar de ello, un miembro de su casa de discos les hizo años después la ya histórica y por entonces desconcertante pregunta de "oh, por cierto, ¿quién de ustedes es Pink?", que fue recogida primero en Have a Cigar -'Wish You Were Here' (1975)- una crítica clara a las discográficas, y más recientemente en la caja 'Oh by the way', que la banda ha sacado a la venta con motivo de su 40º aniversario.

Syd Barrett El primer sonido: La figura de Syd actuó como referente en los primeros años de la banda, antes incluso de sacar su primer disco en el año 1967. Suyas fueron las primeras composiciones y también el primer sonido de Pink Floyd. Su forma de tocar la guitarra, de hecho, era un rasgo característico evidente en los primeros pasos del grupo. Sus composiciones eran más bien sencillas, pero ellas denotaban una experimentación que revolucionó el panorama de mediados y finales de los 60. No fue un virtuoso de las seis cuerdas, pero sí supo sacar provecho de un estilo evidentemente propio. A pesar de que el sonido de Pink Floyd no llegó a ser definitivo hasta la entrada de Gilmour y el mayor protagonismo de Wright con sus teclados, es indudable que Barrett no sólo marcó el camino, también hizo inconfundible a la banda desde sus comienzos.

Grandes clásicos, antes y después: La influencia de Syd en la banda fue tan importante que, incluso años después de haber dejado el grupo, inspiró algunos de los mayores clásicos de la banda. Shine on your crazy diamond y Wish you were here, ambos entre los mejor considerados, son los más representativos.

Directos inolvidables: La memoria del genio nunca ha sido olvidada, ni por los integrantes de Pink Floyd -tampoco por Waters en solitario- ni por el público. No es difícil encontrar en cualquiera de sus conciertos -del primero al último- algún guiño a la figura de Syd Barrett, algo que a día de hoy siguen resultando momentos mágicos.

La elegancia de abandonar un grupo: La salida de Barrett de Pink Floyd no fue fácil, ni mucho menos. Se trataba de un amigo de la infancia, de un compinche que poco a poco dejó de brillar en un grupo que él mismo había liderado, un compañero que cada vez de forma más frecuente firmaba momentos realmente bochornosos para la banda, ya sea en conciertos, entrevistas... un miembro que vio y comprendió que no estaba bien y que aceptó un refuerzo en el grupo -de ahí la entrada de Gilmour-, un colega al que un día simplemente no fueron a recoger para ir a uno de sus conciertos...

Sin embargo, Barrett nunca habló mal de sus ex compañeros. De hecho, contó con Gilmour, Waters y Wright para sus grabaciones posteriores en solitario -The Madcap Laughs, Barrett...-. Era momento de apartarse, y Syd lo hizo como los grandes, sin hacer ruido, sin molestar. Simplemente se volvió con su familia para no dar la nota nunca más hasta que murió a los 60 años en su casa de Cambridge, la ciudad que también le vio nacer.

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