Nueva York encuentra la solución para protegerse de huracanes: puertas submarinas gigantes

  • Desde el devastador huracán Sandy, que arrasó la ciudad en 2012, se ha trabajado para afrontar con seguridad futuros fenómenos climatológicos.
  • Holanda y Reino Unido usan sistemas similares.
Bajo Manhattan y el puente de Brooklyn al atardecer después de una tormenta.
Bajo Manhattan y el puente de Brooklyn al atardecer después de una tormenta.
Andrew Gombert / EFE
Bajo Manhattan y el puente de Brooklyn al atardecer después de una tormenta.

El huracán Sandy arrasó Nueva York en 2012. En total murieron 72 personas en todo Estados Unidos y los desperfectos alcanzaron un valor de más de setenta millones de euros. Desde entonces las autoridades indagan en las maneras de evitar nuevos grandes desastres. Y un equipo de investigadores puede haber encontrado la solución: grandes puertas submarinas. Así lo cuenta qz.com.

Nadie olvida Sandy, y los expertos apuntan a que un nuevo fenómeno meteorológico podría dejar consecuencias similares a las vividas hace cinco años. Por eso, la vía de los muros gigantes parece factible. En un primer momento se situarían solamente en el puerto de la ciudad que nunca duerme, pero podría ampliarse a distintas zonas del país si se avecinase un desastre.

Reino Unido y Holanda son algunos de los estados que emplean sistemas similares, pero el siguiente paso en EE UU consiste en convencer al Instituto Nacional de Construcciones Costeras y Portuarias.

El sistema de puertas subacuáticas, que puede subir y bajar para oleadas de bloque, es la mejor manera de proteger la ciudad más grande de los Estados Unidos de las inundaciones.

Si barreras como estas hubieran existido antes de Sandy, dice el grupo, no habría habido consecuencias devastadoras en la mayor parte de la región.

Instalar puertas para proteger áreas costeras, como la comunidad Sandy Hook en Nueva Jersey, que fue prácticamente destruida en 2012, podría costar hasta 25.000 millones de dólares, y los defensores del plan dicen que vale la pena el precio porque podría evitar cientos de miles de millones en potenciales daños.

Durante los últimos treinta años, explican investigadores, las grandes inundaciones solían ocurrir en Nueva York una vez cada quinientos años, y ahora suceden cada 25, y cabe la posibilidad de que en el futuro se den cada cinco si no se pone freno.

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