Los Ronaldos resuenan tres décadas después con la reedición de su primer álbum

  • La banda liderada por Coque Malla revolucionó el panorama del rock nacional.
  • "El éxito te da subidón, pero se te sube a la cabeza", destaca Ricardo Moreno, batería de la banda.
  • Luis Martín, guitarrista: "Cuando dejas el grupo tienes que buscarte la vida".
Los Ronaldos, en una imagen promocional de 1987.
Los Ronaldos, en una imagen promocional de 1987.
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Los Ronaldos, en una imagen promocional de 1987.

Cuando en 1987, el sello discográfico EMI decidió fichar por unos chicos de Madrid que se hacían llamar Los Ronaldos, su cantante, un tal Coque Malla, no tenía ni la edad suficiente para firmar un contrato: "Nunca se lo decíamos a la prensa en las entrevistas", cuenta su batería, Ricardo Moreno, 30 años después. "Si nos preguntaban por la edad, decíamos la media del grupo, ya que los demás teníamos veintitantos y Coque solo 16".

Juventud, rebeldía, fuerza. Esos sentimientos todavía resuenan en el corazón de los que fueran integrantes de Los Ronaldos tres décadas después de su debut discográfico homónimo, que ahora Parlophone (Warner) reedita con renovada producción y un libreto en el que se desgranan los pormenores de un éxito sin paliativos.

En el momento en el que Ricardo Moreno y Luis Martín–guitarrista de la banda– ven la copia que lleva este redactor en la mano, una sonrisa cargada de recuerdos ilumina su cara. "Cuando veo este álbum no puedo separarlo del primer disco de Los Enemigos, con los que compartíamos local de ensayo, y el primero de Las Ruedas", reconoce Martín.

Moreno habla de salas de la época que les vieron crecer: "La Agapo, por ejemplo, fueron nuestros padrinos. Llegamos allí con una cinta de casete grabada en los ensayos que sonaba a culo y nos dieron dos conciertos", dice riendo.

De los eventos pequeños a las grandes giras no hubo que esperar mucho gracias a la gran aceptación del álbum por parte de la crítica musical de la época: "Nos decían que estaban encantados con lo que estaba sucediendo y nos apoyaron a lo bestia" recuerda Moreno , y Luis Martín aprovecha para reivindicar: "Es la suerte que tuvimos con Radio 3, una radio nacional que no se guía por criterios comerciales".

La burbuja del éxito se hinchó hasta medidas desproporcionadas: "Es un subidón, pero se te sube a la cabeza", reconocen. "Te piensas que eres guay porque tu grupo es guay, pero por suerte el entorno no lo perdí, mi novia es la misma que entonces", bromea Ricardo Moreno, que recuerda que dentro del grupo"las teníamos muy gordas, había mucha energía y mucho ego y eso salía"

El sueño rockero de Los Ronaldos duró hasta 1998, momento en el que la banda se disolvió y cada miembro del grupo llevó sendas diferentes. "Es difícil porque, de estar frotándote la chepa siempre, ahora te dicen que te busques la vida. Descubres quién merecía la pena de todas las personas con las que te has relacionado", cuenta Martín.

Ricardo Moreno se fue antes, en 1993, y acabó como técnico de luces en la mítica sala El Sol: "Había gente que me saludaba con pena,  como si mi trabajo no fuera tan digno como el de artista. Yo me tronchaba".

Son tantas y tantas las anécdotas que darían para varios libros –que el primer guitarrista de la banda fue Alberto San Juan, que Alaska les recomendó tener otro trabajo porque de la música era muy difícil vivir, aquel concierto en una discoteca en el que no se oían ni a un metro de distancia...–.

Por ahora, no hay mejor manera de recordar a aquel grupo de chavales que miraban desafiantes a la cámara en cada foto de promoción que escuchar este disco clásico y dejarse llevar por el rock.

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