"Máxima preocupación" empresarial en Cataluña: temor a un éxodo y a la retirada de fondos

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su escaño del Parlamento catalán.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su escaño del Parlamento catalán.
EFE
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su escaño del Parlamento catalán.

El paro general del martes, campañas en whatsapp contra bancos con sede en Cataluña, movilización en las redes que piden boicotear los productos catalanes, tensión financiera en los mercados, despliegue policial, peleas puntuales, miedo a que la independencia saque a la región la eurozona y obligue a imponer aranceles comerciales... los empresarios están observando este panorama y algunos han dicho ya basta.

El último en mover ficha ha sido Oryzon Genomics. La biofarmaceútica no ha esperado más y el martes por la noche anunció que traslada su sede desde Cornellá de Llobregat (Barcelona) a la madrileña Carrera de San Jerónimo, frente a las Cortes, para "optimizar sus operaciones y la relación con sus inversores". Oryzon había perdido 5,4 millones de euros el año pasado. Este miércoles, sin embargo, sus acciones se disparaban un 12,85%.

Fátima Báñez entendió ayer la decisión de Oryzon porque su interés, como el de cualquier empresa, dice la ministra de Empleo, es "defender" a sus accionistas y trabajadores. Pero Oryzon no es, ni mucho menos, la primera empresa que dejaCataluña. El goteo es continuo. Lo hizo Naturhouse en agosto alegando también "razones operativas". Y antes lo hicieron Derby Hotels, Suez Environment (propietaria de Agbar).

Cataluña acogía en 2011 al 34,2% de las filiales extranjeras en el país y en 2015 ya solo suponían el 31,5% tras un crecimiento once puntos inferior al de la media del país, según los datos de Estadística.

La comparación con Madrid, el otro gran foco económico español, tampoco deja bien parado el panorama empresarial catalán. El INE contabiliza 12.358 sociedades constituidas en Cataluna de enero a julio, un 11,5% menos que en 2016. La cifra choca con la evolución en la región madrileña, que ha acogido 12.845 nuevas sociedades (un 0,7% más) y supera a la catalana cuando el año pasado se situaba por debajo.

También resuena aún el informe que la agencia Asexor publico en verano y que calculó en 405 las empresas que habían abandonado Cataluña como sede para irse a otra región en el primer semestre de 2017. El saldo frente a las 337 entrantes refleja una pérdida de 68 sociedades por cambio de domicilio social, el peor balance de todas las comunidades. El mejor, es el madrileño: 135, con 784 entradas y 649 salidas.

"Las empresas no tienen nada que temer"

El ministro de Energía y Turismo, Álvaro Nadal, confesó ayer que varias empresas le han expresado su "máxima preocupación" por la deriva en Cataluña, pero ninguna le ha dicho que vaya a cambiar su sede. "Una declaración de independencia nos sumiría en una situación extraordinariamente compleja y de consecuencias muy graves", avisó el Círculo de Economía, un organismo que aglutina a empresarios y directivos de empresas catalanas.

"Las empresas no tienen nada que temer", transmitió ayer su colega ministerial Luis de Guindos, en un claro intento de calmar a los mercados después que la prima de riesgo se haya disparado un 37% en los dos últimos meses y se pague ya un 1,8% por el bono soberano a diez años, medio punto más que en agosto. Más intereses a pagar, menos presupuesto para otras partidas.

"Vivimos tiempos de ruido y confusión, pero la recuperación en Cataluña está siendo incluso superior a la media del país, nadie se ha creído la amenaza independentista", añadió el titular de Economía.

Pero el dinero es miedoso. Los inversores no se fían y las acciones de los dos bancos con sede catalana lo están pagando en su cotización. Este miércoles el valor de Caixabank en Bolsa volvía a caer un 4,9% (acumula un 14% desde agosto) y el del Sabadell un 5,7% (acumula una pérdida del 22%). El resto de las entidades bancarias también caen, pero menos.



"Un enfriamiento de la recuperación económica derivaría en una mayor morosidad y eso afectaría especialmente a la banca", explica Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, que no descarta una retirada de fondos en Caixabank y Sabadell si avanza la idea de referéndum pactado. La preocupación "es menor" en otras compañías catalanas como Gas Natural, Grifols o Abertis, dice este experto, porque "sus ingresos están más diversificados geográficamente y su negocio es menos cíclico".

Caixabank, segunda entidad de España, envió una circular a sus empleados que emplazaba cualquier "decisión futura" a la "protección de los intereses" de accionistas y empleados y a "garantizar los depósitos" de los clientes. "Si fuera necesario, se tomarían las medidas suficientes", dijo por su parte Josep Oliú, presidente del Sabadell, una entidad que reposa en España el 70% de su negocio y específicamente en Cataluña el 15%.

Y es que muchos cliente temen que, en el caso de declararse la independencia, el Govern decrete un corralito en las cuentas domiciliadas en Cataluña. Por Whatsapp, de hecho, circula desde hace días  este mensaje: "Hay que sacar ya el dinero de los bancos catalanes y poner las nóminas y facturas en bancos nacionales. Los serbios se quedaron sin sus ahorros en bancos croatas cuando se independizaron".

Ralentización del turismo

"Los bancos catalanes son españoles, son europeos, son sólidos y el Gobierno tiene preparados todos los escenarios y no dejará que ninguna veleidad afecte al crecimiento económico", zanjó ayer De Guindos en su intento de apaciguar el temor ciudadano.

Pero en realidad, como temía recientemente el Banco de España, sí está afectando ya a la economía. El ministro Nadal, admitió ayer que varios Gobierno extranjeros están emitiendo avisos a sus ciudadanos que quieren viajar a España y avanzó que las visitas a Cataluña —la región que lidera el sector en España al acoger un 24% de todas las visitas internacionales— han sufrido un "frenazo" del 10% al 2% en el último mes.

El turismo ha sido la palanca de la economía española para salir de la crisis —aporta un 11,2% del PIB y 2,5 millones de empleos— y por eso preocupa la deriva en Cataluña. "Es un sector que requiere destinos seguros", lamentó ayer Juan Molas, que admitió cierta "lentitud" en la entrada de reservas para noviembre.

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