En realidad, todo esto es ficticio y forma parte de una revolucionaria campaña publicitaria de la marca española Freixenet, que ha querido cambiar su tradicional anuncio de la"burbuja" por una gran apuesta cinéfila.
Con el cava como inspiración en un formato de película corta, Freixenet propuso el reto a Scorsese dando rienda libre a su creatividad: el cineasta neoyorkino podría inventarse la historia que quisiera, no tendría trabas en la realización ni en el argumento. Únicamente había una condición: el título tendría que incluir la palabra "reserva" y en el cortometraje debería aparecer un brindis con una botella de cava Freixenet.
Dicho y hecho. A Scorsese le divirtió el hecho de recrear una historia al más puro estilo Hitchcock: la mítica música de Bernard Hermann, los rótulos de Saul Bass, los planos y el vestuario hasta los planos e incluso el argumento, en el que hay claras referencias a El hombre que sabía demasiado.
Atención a la última escena, un travelling que es un divertido guiño a una de las películas más famosas de Hitchcock.
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