El Canciller Federal de Alemania es el equivalente a la figura de presidente en España o a la de primer ministro en Reino Unido. Es el jefe de Gobierno, elegido por los diputados del Parlamento y quien tiene el poder de marcar las líneas políticas del país y ejercer el poder ejecutivo.

Desde el año 2005, Angela Merkel ocupa el cargo de canciller de Alemania y previsiblemente renovará su puesto por cuarta vez consecutiva en las elecciones del 24 de septiembre.

Así, Merkel es la figura política de mayor poder. Es la responsable ante el Parlamento y debe responder por las acciones emprendidas, preside las reuniones del Gabinete de Gobierno y también es la encargada de tomar el mando de las fuerzas armadas en caso de ataque al país.

En cambio, Frank-Walter Steinmeier, actual presidente, tiene solamente funciones representativas.

El canciller tiene derecho a elegir a los ministros de las diferentes áreas del gobierno, el número de ministerios y las competencias de cada uno de ellos. Igualmente, es quien decide su salida del gabinete de gobierno.

Debido al sistema electoral alemán, es muy poco probable que un partido alcance la mayoría absoluta en el Parlamento y las formaciones deben ponerse de acuerdo para conformar coaliciones y gobernar. De esta manera, el poder del canciller disminuye en la práctica al tener que llegar a pactos con los diferentes partidos del Bundestag que le obligan a decidir conjuntamente cómo repartir los ministerios.

El Canciller Federal es el responsable de marcar las líneas generales de la política. Establece el marco de los distintos ministerios, aunque luego cada ministro tiene su propio espacio para desarrollar las políticas establecidas.

Para destituir al canciller del Bundestag, los diputados deben llegar a un acuerdo y poner en marcha una moción de censura constructiva. Para echar al jefe de gobierno, es necesario que previamente los parlamentarios elijan por mayoría de votos un sustituto.

A lo largo de la historia democrática de Alemania, solo dos veces los parlamentarios han intentado llevar a cabo una moción de censura, de las que una consiguió salir adelante. Los democristianos y liberales presentaron con éxito una moción en 1982 contra el socialdemócrata Helmut Schmidt.