Kiko Rivera se encuentra en plena forma. La nueva vida laboral le sienta estupendamente. A primera hora de la mañana salió de su residencia de La Moraleja conduciendo un nuevo vehículo.
Kiko, confundido y tal vez algo dormido por el madrugón, tomó rumbo en dirección equivocada. Tras unos minutos de reflexión en una rotonda, cambió de dirección y halló su camino. Debido a la intensa lluvia, el hijo de Isabel Pantoja conducía con precaución. Por culpa del despiste, llegó tarde al trabajo, una gestoría situada en la zona de negocios de Madrid próxima al Paseo de la Castellana, donde percibe por su trabajo unos mil euros al mes.
Se trata de la gestoría que lleva los asuntos de su madre. El joven salió del aparcamiento con prisa. Desde que sale con Tamara, recepcionista de un gimnasio, está más delgado y ágil. Kiko cogió carrerilla y realizó un sprint, driblando a los viandantes para esquivar las preguntas sobre su madre. Una columna se cruzó en su camino pero no hubo percances que lamentar.
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