LaEsta es la curiosa historia de cómo unas imágenes realizadas en Estados Unidos en el siglo XIX lograron cruzar el Atlántico para acabar en manos del pintor español Joaquín Sorolla a principios del siglo XX.
Todo comenzó en torno a 1860 cuando el empresario estadounidense Collis Potter Huntington, una de las mayores fortunas del país, encarga unas imágenes sobre el valle de Yosemite a Carleton Watkins. Estas le convertirían en un fotógrafo famoso. No solo por el aspecto sublime y sagrado que supo darle a estos milenarios paisajes, casi cercano a la pintura, sino porque concenciaron al público y a los gobernantes de la necesidad de proteger estos espacios naturales. En 1864, el presidente Abraham Lincoln firmaba una ley para proteger Yosemite.
Watkins era, además, un innovador. Para tomar estas impresionantes imágenes utilizó la novedosa técnica del colodión húmedo. Esto supuso hacerse fabricar una cámara de especiales dimensiones (cámara Mamut) que permitía acomodar pesadas placas de grandes medidas (45x55cm), inusuales en la época. Por si esto fuese poco, a estas enormes placas había que aplicarles una solución química para fijar la imagen antes de ser utilizadas y precisaban de un revelado inmediato, lo que implicaba llevar consigo un taller portátil de casi una tonelada de peso.
Una de las primeras fotografías de San Francisco
Pero, ¿cómo llegan estas imágenes a manos de Sorolla? Años más tarde el hijo de Huntington, Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America, entabla una intensa relación de amistad con el pintor español. Ambos comparten admiración por los artistas del Siglo de Oro, el folklore español y la fotografía como fuente de documentación e inspiración. Sorolla viaja en enero de 1909 a Nueva York para exponer en la Hispanic Society y allí se conocen personalmente. En diciembre de ese mismo año, Huntington envía al valenciano como regalo, un conjunto de 77 fotografías, entre ellas 34 de Watkins.
Tras la recepción Sorolla escribirá a Huntington: "llegaron a mi poder las hermosas fotografías de California, son un acicate enérgico, ¡hay que pintar América!". Sin embargo, el proyecto nunca se materializó... Pero lo que sí se ha convertido en una realidad, cien años después, es la exposición Watkins, el paisaje de Estados Unidos en la colección fotográfica de Sorolla, que recupera para el gran público esta singular colección del archivo personal del pintor.
En total 34 fotografías, únicas en nuestro país e inéditas hasta fecha, que se centran en el parque natural de Yosemite, las minas de Almaden (California) e incluye, además, una de las primeras fotografías de la ciudad de San Francisco. Todos los interesados pueden admirar este pequeño tesoro en la sala Torres García de la Casa de América hasta el próximo 20 de julio.
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