El 14 de noviembre en Toledo se ha celebrado, como en todo el mundo desde el año 1991, el Día Mundial de la Diabetes. Esta efeméride nació como medio para aumentar la concienciación global sobre la diabetes. Además, con ella se homenajea a Frederik Grant Banting, el fisiólogo que logró que la diabetes pasase de ser una enfermedad mortal a ser una enfermedad controlable.
La diabetes es una enfermedad cada vez más común que afecta no sólo a personas adultas, sino también a niños y adolescentes. En Toledo, el pediatra endocrino del Hospital Virgen de la Salud, Ángel Aragonés, realizó un estudio en el año 2001 que revela una incidencia de diabetes de 11,8% por cada 100.000 niños menores de 16 años, y un índice de prevalencia del 1,4%.
Sólo un pediatra endocrino en la provincia
"Estos datos son algo más altos que los de la media española", declara Aragonés. En la provincia de Toledo existen actualmente 120 casos de diabetes. El 21% de la población toledana, o lo que es lo mismo, 120.000 personas, son menores de 19 años, y "todos los años aparecen entre 8 y 15 niños diabéticos nuevos" informa Aragonés.
"Muchas personas son diabéticas y no lo saben", denuncia Aragonés. La diabetes infantil por excelencia es la de tipo 1. La de tipo 2 es diez veces más frecuente, pero ésta se da, casi siempre, en los adultos, "aunque también puede darse en los niños, porque cada vez hay más niños obesos", aclara Aragonés. La diabetes de tipo 2, relacionada con la obesidad, se controla con dieta y pastillas.
Aragonés manifiesta que "sin embargo, en la diabetes de tipo 1, la infantil, el paciente se tiene que poner toda su vida insulina, a razón de entre tres y cinco inyecciones diarias; además, se tiene que hacer todos los días entre cuatro y siete controles de azúcar, que también son inyecciones, y visitar a su médico cada cuatro meses". La diabetes infantil puede aparecer desde el nacimiento.
Las consecuencias de un diagnóstico tardío y la falta de tratamiento de la diabetes infantil, la de tipo 1, son la ceguera, trasplante de riñón y patología en los nervios que conducen a un infarto. "Al cabo de los 10 ó 15 años de aparecer los primeros síntomas, los enfermos empiezan a estar tocados... después, ya no tiene solución", sentencia Aragonés.
"Los síntomas son que el enfermo orina mucho, se levanta a mear continuamente, bebe mucha agua, está cansado regularmente y pierde peso aunque coma mucho" finaliza Aragonés, quien denuncia que "en toda la provincia de Toledo, yo soy el único pediatra endocrino; incluso a veces me llaman de otras provincias. Obviamente, no doy a basto, y esto es preocupante".
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