El rey Felipe VI ha pedido en su mensaje de Navidad "corregir tanto las desigualdades derivadas de una crisis tan profunda como la que hemos vivido, como fortalecer nuestra cohesión social". En su tercer discurso desde que relevó a su padre, el monarca ha destacado que es "muy importante para todos que muchas familias puedan recuperar su nivel de vida y que nuestros jóvenes puedan tener oportunidades de futuro".

La educación ha tenido un peso importante en las palabras pronunciadas por Felipe VI, tanto para alabar a los "servidores públicos" que "educan a nuestros hijos", como "clave" de la "revolución tecnológica" que "traspasa fronteras, sociedades, generaciones y creencias". En este sentido, Felipe VI ha instado a "adaptarnos a esa nueva realidad imparable", así como "anticiparnos en la nueva era".

Además, el monarca ha pedido una educación "que fomente la investigación, impulse la innovación, promueva la creatividad y el espíritu emprendedor como rasgos y exigencias de la sociedad del futuro".

Vestido con traje gris marengo, camisa blanca y corbata en tonos rosa, el monarca ha vuelto a cambiar el escenario de su discurso y ha optado esta vez por su despacho habitual en el Palacio de la Zarzuela. Sentado delante de la mesa, en un ángulo de su despacho, Felipe VI también ha mencionado el bloqueo político por falta de gobierno al aludir a la "compleja situación política" ya superada.

Al igual que ya pronunció hace un mes en las Cortes con motivo de la apertura de la XII Legislatura, el rey ha demandado un "diálogo y entendimiento entre los grupos políticos" que "permita preservar e impulsar los consensos básicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad".

Por otro lado, el monarca ha insistido en cuidar y mejorar la "convivencia", tanto entre hombres y mujeres como "a las ideas distintas de las nuestras". "La intolerancia y la exclusión, la negación del otro, el desprecio al valor de la opinión ajena, no pueden caber en la España de hoy".

Asimismo, ha calificado de inadmisibles aquellas "actitudes" y "comportamientos" que "ignoran o desprecian los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común". "Vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad", ha recalcado.

Para Felipe VI, el "progreso" y el bienestar "requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley", ha dicho sin mencionar en ningún momento de su discurso a Cataluña.

Su Majestad también ha querido transmitir un mensaje optimista en su alocución: "Creo sinceramente en una España consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusión o el desencanto; creo en una España decidida a superar las dificultades que, aunque grandes, son también vencibles", ha pronunciado.

Por último, Felipe VI ha incidido en que "ya no vivimos tiempos para encerrarnos en nosotros mismos, sino para abrirnos al mundo", y que no es el momento de "fracturas" o "divisiones internas", sino que hay que "poner el acento en aquello que nos une, construyendo sobre nuestra diversidad". "Son tiempos para una España de brazos abiertos, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas", ha concluido. El rey se ha despedido, como viene siendo habitual, con una felicitación de la Navidad en los idiomas cooficiales (euskera, catalán y gallego).