Elimina con retoques los tatuajes de mareros rehabilitados y los enfrenta a su piel sin estigmas

  • El fotógrafo angloestadounidense Steven Burton borra con Photoshop los tatuajes de expandilleros de Los Ángeles para mostrar a personas 'limpias' de signos .
  • Depués enfrenta a los 'mareros' con las imágenes retocadas y graba sus reacciones y sentimientos al verse libres de los códigos marcados sobre la piel.
  • 'Los estereotipos siempre van a estar ahí, como los tatuajes. No quiero que cierres la ventana cuando me veas', dice uno de los entrevistados.
  • Canal de YouTube con entrevistas a los pandilleros [en inglés].
Fotos de Steven Burton al expandillero Samuel González. A la derecha, con los tatuajes retirados con retoque fotográfico.
Fotos de Steven Burton al expandillero Samuel González. A la derecha, con los tatuajes retirados con retoque fotográfico.
© Steven Burton - www.stevenburtonphotography.com
Fotos de Steven Burton al expandillero Samuel González. A la derecha, con los tatuajes retirados con retoque fotográfico.

Una telaraña dice: estoy o estuve atrapado por una toxicomanía; cada lágrima negra: las personas que he matado o asesinado; una lápida: fui herido en la batalla; un diablo: soy uno de los jefes de la pandilla y también tengo un carácter perverso; cada cruz: los colegas muertos; una mujer desnuda: soy un proxeneta; un payaso: la combinación de alegría y tristeza de la vida...

Los tatuajes de un marero son un código, un mensaje, incluso una reflexión no por básica menos profunda. Como opina un experto universitario en la decodificación de los lienzos de piel de los pandilleros, los dibujos "son la marca en tinta del contrato firmado con un Leviatán más grande, el Leviatán de la vida loca" dentro de la clicka (la banda).

El fotógrafo Steven Burton, nacido en el Reino Unido pero residente en los EE UU, ha conseguido limpiar la piel a 27 pandilleros rehabilitados de la ciudad de Los Ángeles, cuna natal de las maras en las bolsas de miseria, violencia y desencanto de la inmigración centroamericana —una de las pandillas con más fieles, la Salvatrucha o MS es angelina de origen y tiene unos 100.000 soldados en varios países, entre ellos España—.

Con una excelencia impactante en el uso del retoque digital con el software Photoshop, Burton aborda en el proyecto Skin Deep - Looking Beyond the Tattoos (En lo profundo de la piel: mirando bajo los tatuajes) los resultados de una potencial eliminación de los signos corporales. Preguntándose qué efectos emocionales y psicológicos tendría la eliminación de las complejas marañas de marcas, el fotógrafo pasó 400 horas ante el ordenador borrando los tatuajes de los pandilleros rehabilitados a los que antes había retratado en el estudio.

'Importante para dejar atrás las pandillas'

La idea nació cuando Burton entro en contacto con la organización católica Homeboy, uno de cuyos programas está dedicado a la rehabilitación e integración de expandilleros mediante la eliminación de tatuajes. "Me enteré de que era una parte importante del proceso de dejar atrás las pandillas", recuerda Burton, que decidió aportar sus habilidades para demostrarlo.

Empezó a hacer retratos y retocarlos y buscó financiación mediante una campaña de micromecenazgo que tuvo éxito. "El objetivo final era difundir los problemas y la lucha de los exmiembros de pandillas", dice Burton, que dio un paso más y grabó en vídeo el encuentro de cada personaje con la foto retocada en la que los tatuajes han desaparecido para "humanizar a un grupo de personas que son demonizadas por la sociedad".

Cuando contempla su imagen sin las marcas que demuestran el pasado, David Williams piensa en su hijo de cinco años. "Lo amo a muerte. Haría cualquier cosa por él. Simplemente no quiero que él haga nada... Mis tatuajes y esas cosas, por qué tengo cuernos y otros dibujos en la piel. Quisiera decirle... No sé qué decirle a mi hijo..., que no le preste atención a los tatuajes", dice, confuso y emocionada.

"¡Maldita sea! Sólo espero que..., sólo pienso que no será como yo (...) Él va a quererme, va a querer saber quién soy (...) aunque será difícil explicarlo", añade.

Marcos Luna recuerda el significado de los tatuajes en sus tiempos de pandillero activo —"la vida con mis colegas, con los caballeros"—, pero también propone de manera muy emocional una lista de adjetivos: "muerte, tristeza, odio y destrucción..., enfermedad, fuera de control".

'¡Yo no soy un salvaje!'

Con la mirada congelada sobre el retrato retocado, Luna dice: "¡Yo no soy un salvaje! Esta es una persona que ha pasado por mucho (...) Soy mi obra maestra y este es el libro que he escrito".

'Quiero ayudar a otros'

"Los tatuajes en mis párpados", dice Mario Lundes, "significan que voy a vivir mucho tiempo". Sin embargo, confiesa sentirse "asustado" por el futuro. "Tengo mucho que dar a la comunidad, quiero ayudar a otros, ver crecer a mis hijos, a mis nietos...".

"La gente me mira fijamente en las calles", añade. "Los que no me conocen probablemente piensan que estoy fumando drogas, que tengo un arma o que soy violento, pero ya no soy así. Dejé todo eso atrás. Ahora soy una buena persona que, usted sabe, tengo un buen corazón".

Uno de los testimonios más directos es el de Calvin Hastings, que murió —de una enfermedad— mientras el proyecto estaba en desarrollo. "Los estereotipos siempre van a estar ahí, como los tatuajes", afirma el expandillero. "No quiero que cierres la ventana cuando me veas andando por tu calle".

Francisco Flores mantiene la vista en la foto limpia y, tras un silencio, musita: "Parezco alguien que finalmente me libré de un montón de cosas que llevaba sobre mí". Pero, con o sin tatuajes, solo tiene un deseo: "Quiero que la gente me vea por lo que soy, sin ver mis tatuajes primero. Mis tatuajes ya no dicen nada. Son restos de una vida pasada".

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