Inició la huelga el pasado martes, después de que, en la sentencia de divorcio, un juez decidiera concederle a su ex mujer la custodia de su hija y el uso de las dos viviendas del matrimonio.
Aunque cada uno tenía una casa a su nombre, ella puede ahora disponer libremente de las dos, mientras que él se ha quedado en la calle y no tiene otra alternativa que dormir en una nave de su trabajo.
«Reivindico ante el sistema que me encuentro maltratado», aseguró el hombre a Efe, un autónomo que, para exponer sus reivindicaciones, ha situado pancartas en una furgoneta donde se pueden leer sus demandas y en la que aprovecha para pedir perdón a los que le quieren por haber adoptado la decisión de ponerse en huelga de hambre.
La sentencia de divorcio fue dictada en primera instancia y ratificada por la Audiencia Provincial, de manera que no hay posibilidad de recurrir, ya que es firme.
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