Herman Leonard, el fotógrafo que miraba como tocando jazz

  • La Galería Nacional de Retratos de Washington expone 'In the Groove', una antología de Herman Leonard (1923–2010), el gran ojo del jazz del siglo XX.
  • Pese a ser adorado por Duke Ellington, Charlie Parker o Miles Davis, tuvo que afrontar una bancarrota personal a los 65 años, cuando vivía en Ibiza.
  • Con su inseparable y voluminosa cámara Speed Graphic retrató la apasionada intensidad del estilo musical basado en la improvisación y el sentimiento.
Duke Ellington en el escenario en una foto de Herman Leonard de 1958
Duke Ellington en el escenario en una foto de Herman Leonard de 1958
National Portrait Gallery, Smithsonian Institution © Herman Leonard Photography, LLC
Duke Ellington en el escenario en una foto de Herman Leonard de 1958

Cuando a Miles Davis, quizá el más influyente músico de jazz de la historia, le preguntaron qué opinaba sobre las fotografías de Herman Leonard (1923-2010), el compositor y trompetista fue parco: "¿Herman? ¡El mejor!". En la respuesta de Davis, poco amigo de la lisonja educada pero inmerecida, está la característica central de la obra del retratista: nadie como él miraba como tocando jazz, con los sentimientos a flor de piel.

La forma en que retrató el jazz Leonard —hijo de inmigrantes judíos rumanos y nacido en Allentown-Pensilvania (EE UU)— no tiene parangón. Sus imágenes, siempre tomadas con una voluminosa cámara de medio formato Speed Graphic —el modelo de la empresa estadounidense Graflex, uno de los preferidos por los fotoperiodistas en la primera mitad del siglo XX—, destilan el alto contraste de la música de los afroamericanos, un estilo pendulante entre el lamento y la alegría basado en la improvisación y la síncope.

Fotos emblemáticas

La exposición In the Groove: Jazz Portraits by Herman Leonard (En el ritmo: retratos de jazz de Herman Leonard), en la Galería Nacional de Retratos del complejo de museos del Smithsonian de Washington, mostrará, desde el cinco de agosto, una selección de treinta fotos emblemáticas del gran maestro. La muestra, de entrada gratuita, es de larga duración y permanecerá en cartel hasta el 20 de febrero de 2017.

Después de servir como ayudante sanitario en la II Guerra Mundial, Leonard estableció un estudio en el Greenwich Village en 1948. La ubicación era perfecta para sus pretensiones: estar cerca de los clubes de jazz del barrio bohemio y poder retratar a los intérpretes en directo. Estableció acuerdos con los dueños para que le permitieran trabajar e iluminar el escenario con focos estroboscópicos a cambio de cederles el uso de las fotos para anunciar los conciertos.

Del 'swing' al 'bebop'

Tuvo la ocasión de hacer fotos a la práctica totalidad de los mejores músicos y cantantes de la era dorada en que el jazz cambiaba el estilo clásico del swing, sobre todo pensado para orquestas o big bands, por el frenético bebop que postulaba una nueva generación de jóvenes artistas. Herman los retrató a todos, los padres fundadores y los herederos, y siempre consiguió el difícil mérito de obtener el beneplácito de los jazzeros, gente con frecuencia muy celosa de su imagen o, al contrario, nada interesada en mostrarse.

Louis Armstrong, Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Dizzy Gillespie, Billie Holiday, Thelonious Monk, Chet Baker, Charlie Parker, Bud Powell, Miles Davis, Buddy Rich, Sarah Vaughan y muchos otros aparecen en las fotos de Herman en locales humeantes y de ambiente denso. No hay ninguna concesión a la belleza formal —las pieles están perladas de sudor, los gestos se contraen por el carácter jondo del jazz, llamado con bastante acierto el flamenco de los negros— y el fotógrafo se limita a disparar con la misma aspiración de alcanzar el cielo o narrar la bajada a los infiernos de aquel grupo de irrepetibles genios.

'Asientos de primera fila'

Como afirma la coordinadora de la muestra,  Ann Shumard, las fotos permiten tener "asientos de primera fila" y "nos transportan a aquellos centros nocturnos íntimos y llenos de humo" donde se gestaba una "música innovadora". Las copias originales que se exhiben, datadas entre 1948 y 1960, fueron seleccionadas en persona por Leonard para un portafolio que compuso en 1998 con los retratos que consideraba más innovadores.

La carrera de Leonard en Nueva York terminó en 1956, cuando se trasladó a vivir París. En los años siguientes, construyó una carrera exitosa como fotógrafo comercial, especializado en trabajos editorial y publicitario. Entre 1980 y 1988 decidió retirarse y vivir con su mujer e hijos en Ibiza, pero las cosas fueron mal financieramente y la masificación de la isla resultaba agobiante. Las fotos de jazz vinieron en su ayuda y la edición de varios libros lograron salvar al fotógrafo de la ruina.

8.000 copias destruidas por el Katrina

El Ojo del Jazz, como le llamaban los músicos a los que retrató mejor que nadie, pasó los últimos años de su vida en Nueva Orleans, la ciudad en la que nació el estilo musical que amaba. El huracán Katrina, en 2005, le obligó a escapar, dejando en casa 8.000 copias originales que resultaron destruidas. El archivo de negativos de Leonard, por suerte, estaba a buen recaudo en las cámaras acorazadas del museo público de la ciudad.

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