El llanto de un bebé es uno de los sonidos más habituales en las familias, pero a veces puede resultar difícil de soportar. Y es que llega a afectar al funcionamiento de nuestro cerebro.
Es lo que han demostrado un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto, en Canadá. Utilizaron a adultos y los sometieron a llantos y risas de bebés de corta edad, para luego pedirles que realizaran determinadas tareas.
Los individuos que habían sido sometidos a llantos realizaron las tareas más lentamente, prestaron menos atención y tuvieron, en general, más dificultades para llevarlas a cabo que aquellos que fueron sometidos a risas.
El motivo es que el llanto de los bebés activa un 'conflicto cognitivo' en el cerebro, de modo que nos vemos a obligados a centrar nuestra atención en cómo atender al niño para que deje de llorar.
El estudio ha sido publicado en la Public Library of Sciences One.
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