Lawren Harris, el visionario pintor canadiense que convirtió el norte helado en un estado de ánimo

  • El artista de Ontario (1885-1970) estaba fascinado con la profunda serenidad de las montañas siempre heladas y la solemnidad del paisaje preártico de su país.
  • La exposición 'La idea del Norte', coordinada por el actor Steve Martin, presenta los cuadros que Harris pintó tras viajar con asiduidad a los confines nórdicos.
  • Las obras, que siguen siendo asombrosamente atemporales, muestran el entorno fugaz e impredecible que fascinaba al modernista canadiense más importante.
Paisaje montañoso de Lawren Harris
Paisaje montañoso de Lawren Harris
Lawren Harris, Mendel Art Gallery
Paisaje montañoso de Lawren Harris

Las superficies heladas y las cumbres preárticas de Canadá eran para el pintor Lawren Harris (1885-1970) superficies de serenidad. Dedicó buena parte de su obra, poco conocida fuera de América del Norte aunque muy cotizada en el mercado de las subastas, a intentar transmitir la solemnidad que esos paisajes provocaban en su estado de ánimo.

La exposición The Idea of North (La idea del Norte) reúne algunos de los lienzos más epifánicos que el artista pintó tras los asiduos viajes que emprendió a las Montañas Rocosas en su vertiente canadiense, a la costa norte del país, el Lago Superior y otros lugares lejanos y solitarios. Seguidor de la teosofía e incansable buscador de un sentido último a la existencia humana, Harris entendía que el entorno fugaz e impredecible de aquellos confines era una proyección del espíritu tranquilo y desapegado que perseguía.

'Nacional, pero merece ser internacional'

En el Museo de Artes Aplicadas de Boston (MFA según las siglas en inglés) desde el 12 de mayo hasta el 12 de junio, la muestra presenta una veintena de telas de un artista "que es nacional, pero merece ser internacional", según explica el coordinador de la exposición, el actor, músico y gran coleccionista de arte Steve Martin. Harris, añade Martin en un vídeo del museo, no es un paisajista al uso, sino un artista que lleva la naturaleza a "niveles metafísicos".

La exposición muestra las obras mayores  de Harris, el modernista más conocido de Canadá y el principal impulsor del influyente Grupo de los Siete, que proclamaba la necesidad de llevar a la pintura la fuerza salvaje del país. Los óleos, pintados entre las décadas de los años veinte y treinta del siglo XX, son consideradas como piezas icónicas del arte canadiense.

'Energía espiritual'

Para el director del MFA, Matthew Teitelbaum, las "poderosas obras" del artista no solamente "evocan la pureza y la serenidad del paisaje del norte", sino que "capturan el movimiento y la energía espiritual" de lugares majestuosos y conmemoran la relación entre los humanos y "la tierra que habitamos y nos une".

Después de estudiar Arte en Berlín de 1904 a 1908, Harris se estableció en Toronto y luego en varias pequeñas localidades de Ontario. En 1921 hizo el primero de sus muchos varios viajes a la costa norte del Lago Superior.

El contraste entre los paisajes urbanos en los que había vivido y la dramaturgia natural de los panoramas duros, de árboles desnudos, cielos de profundidad azul, grandes masas de agua y montañas perennemente heladas enamoró de inmediato al pintor, que gustaba de realizar largas excursiones para hacer bocetos que luego desarrollaba en el estudio.

Cruzó el Ártico durante dos meses

Las pinturas de Harris de este período evocan momentos de claridad, con sobrecogedores rayos de luz penetrando entre las nubes y las torsiones monolíticas de las formas rocosas. Harris cruzó el Ártico durante dos meses en 1930, a bordo de un barco de suministro a las poblaciones aisladas por el hielo. Fue de esta travesía de la que surgió el cuadro Icebergs, Davis Strait, una obra de grandes dimensiones que muestra la soledad casi opaca del Norte Lejano. También pintó varias escenas de la isla de Baffin, la más grande de Canadá, situada en el Ártico oriental.

Durante cinco veranos consecutivos, a partir de 1924, se dedicó a las Montañas Rocosas. De los desplazamientos surgieron representaciones dinámicas de los picos nevados e interpretación arquitectónica y casi abstraída de los paisajes de la alta cordillera. Estas piezas muestran como el artista redujo su mirada a las líneas y formas esenciales, moviéndose más allá de la pintura realista y flirteando con el expresionismo.

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