Las situaciones de acoso escolar atendidas en el teléfono de asistencia al niño y al adolescente en riesgo de la Fundación Anar van en aumento. Desde el 20 de enero hasta ahora 267 niños, padres y profesores han pedido ayuda o información sobre casos concretos de acoso en las aulas. Casi se ha alcanzado la mitad de las atenciones de todo 2015 (573). Se da la circunstancia de que ya en 2015 fue año récord, los casos atendidos crecieron un 75%.

Estos datos quedan recogidos en el informe de Fundación Mutua Madrileña y la Fundación Anar que analiza el 'bullying' desde la perspectiva del menor que lo sufre o del adulto que lo denuncia. Los autores consideran que el incremento de los casos de acoso se debe a una mayor sensibilización social después del suicidio de un alumno que dejó una carta en la que se reconocía víctima de acoso escolar.

Desde enero de 2016, la Fundación Anar ha recibido llamadas en el 900 20 20 10 de padres pidiendo ayuda, de profesores reclamando información sobre protocolos de actuación, así como de adolescentes y niños con ansiedad por sentirse objeto de acoso y de padres de niños que han sido testigos de situaciones de posible acoso.

El estudio analiza las casi 600 actuaciones en acoso escolar de 2015 y revela que el 46% de las víctimas son chicos y chicas entre 11 y 13 años. La edad media está en 11,9 años. El 51% eran mujeres y el 49% hombres. Más del 40% de los afectados dicen que sufren acoso desde hace más de un año y siete de cada diez de los que llamaron lo padecían a diario.

Los problemas asociados al acoso escolar que manifiestan los menores son: ansiedad, tristeza, aislamiento, baja autoestima, intento de suicidio, autolesiones y rabia.

En su caso, la violencia psicológica es más habitual que la física. Y se sienten víctimas porque les reprochan que son "poco hábiles en las relaciones sociales", "están fuera de la moda", tienen algún "defecto físico", son "diferentes" o por sus "discapacidades".

De los chavales que marcaron el año pasado el teléfono del menor, el 58,9% se lo contaron antes a sus padres. Los que no lo cuentan (30,7%) dicen que es "porque no quieren preocuparles o hacerles sufrir", "porque temen la reacción con el colegio o los acosadores" o "porque sienten miedo en sus casas".

"Si el principal motivo de acoso es ser diferente, todos somos diferentes y por tanto cualquier niño es sujeto de acoso", ha explicado el director general de la Fundación Mutua Madrileña, Lorenzo Cooklin, quien ha alertado de la extensión del acoso al domicilio o al entorno de la víctima a través de la redes sociales.

Cuando el que llama es el padre al servicio de asistencia, lo que reclaman son "soluciones inmediatas". Llaman porque quieren denunciar. El informe asegura que estos progenitores suelen desoír las necesidades psicológicas de su hijo y quieren cambiarlos de centro. Además, se culpan porque no supieron ver la gravedad del problema y sienten tristeza e impotencia. También viven la situación con enfado con el centro escolar y buscan una sanción grave y urgente para los agresores.

Ambas fundaciones han destacado que en general "los padres consideran que los centros escolares funcionan tarde y cuando lo hacen se ponen de perfil". En este sentido, han reclamado una ley de prevención de la Violencia en las Aulas que obligue a los centros educativos a poner los medios necesarios para erradicar las prácticas de acoso escolar.

Fundación Mutua Madrileña y Fundación Anar han anunciado en la presentación del informe una campaña informativa en 100 colegios sobre el acoso. Además, en breve iniciarán otra campaña a través de redes sociales con lemas que pondrán el foco en los testigos de agresiones a compañeros:  "Reírte con el bullying te transforma en cómplice" o "Tu silencio ante el bullying te transforma en cómplice".