Ignacio Calderón es director de la Fundación Ayuda contra la Drogadicción (FAD), una organización privada que tiene como misión fundamental la prevención del consumo de drogas y otras conductas de riesgo que impidan o dificulten el desarrollo personal y social de los adolescentes. Este miércoles ha publicado un estudio que constata el creciente apoyo a la legalización del cannabis de la juventud en España.

¿Cuál es la postura de la FAD respecto a la legalización de la marihuana?

La postura es la de reconocer que el debate está ahí y está abierto. Estamos inmersos en un movimiento internacional que tiene un efecto indudable sobre España. Se está moviendo. Es un tema importante, con matices, pero nos estamos moviendo de la noche al día, desde un movimiento de los años 70, cuando se declaró la guerra a las drogas, una estrategia que se ha evidenciado sin eficacia y se está poniendo en marcha otra postura, la de la maquinaria de la legalización. Pero, evidentemente, en cuanto a las drogas el mundo todavía es un auténtico abanico de realidades, desde países con pena de muerte a países muy evolucionados que, como España, solo contemplan sanciones administrativas.

Según su último estudio el 63% de los jóvenes es favorable a la regulación, ¿es  cuestión de tiempo?

Ese dato lo que dice es que la marihuana es una sustancia con la que hay convivencia. En 30 años hemos pasado de la alarma, el miedo y desconocimiento, por fases, a la normalización de la relación con esta droga lúdica. Pero eso tiene un fondo técnico que es difícil de llegar al fondo de la cuestión. Lo que discutimos es si abrimos más la puerta o no a la sustancia. No digo que no, es un hecho que ya ha llegado el debate, pero es qu el cannabis tiene una regularización de hecho en España, aunque no de derecho. En lo que creo es en que hay que afrontar la prevención y que la clave está en fomentar la educación en valores. ¿Y en eso hacemos mucho? No.

El Plan Nacional de Drogas considera "un error" y "un paso atrás" la legalización...

Es que la cosas no son blancas ni negras. Es un asunto complejísimo. Hay problemas que no conocemos. Sabemos que si se legaliza se va a aumentar el consumo y la preocupación por problemas derivados del mismo. Como sucede con el alcohol y el tabaco, que consumen un 40% y uno 80% de la población porque son legales. Creo que no vale ir con un megáfono pidiendo la legalización. Cuidado. Es un tema grave, importante y serio. El debate de la regulación está ahí, normalicemos un proceso, pero ojo que la ley dice que no se puede consumir alcohol antes de los 18 años y el inicio de su consumo está en 13,9 años. Lo que me gustaría es que pusiéramos en marcha un plan de actuaciones en valores para potenciar que los niños tengan capacidad de análisis y de decisión.

De iniciarse un proceso de regulación ¿con qué modelo se quedaría?

Con un modelo de intervención y de la mano de los expertos. Hay que llegar a consensuar la protección absoluta de los menores y la venta controlada. Tiene que ser una propuesta de especialistas y no un debate en la calle. Todo lo que sea quitar poder al narco será bueno. Yo soy un abanderado de eso, pero eso es solo una frase. Los poderes mafiosos son un cáncer, con su dinero negro, sus muertes...  pero ¿y eso cómo se hace? Regulándolo concienzudamente.

¿Llegaremos a verlo en la próxima legislatura?

Dentro de cuatro años tal vez sí. Precisamente la ONU apuesta estos días en su conferencia global sobre las drogas en poner el foco en las personas y no en las sustancias, es un avance importante que me ha llenado de emoción porque es la tesis de la FAD desde hace dos años. Es la clave, informar y formar para potenciar en la gente la capacidad de decisión.