La Audiencia de Málaga ha condenado a ocho años de prisión a un hombre por chantajear a varias menores para que realizaran actos sexuales, tales como tocamientos, en un chat, para grabarlas. Además, se le prohíbe residir en la localidad malagueña de Fuengirola durante nueve años, mismo tiempo en el que no podrá comunicar con las ocho víctimas, a las que tendrá que indemnizar con 3.000 euros a cada una.

Asimismo, se le impone, una vez cumplida la pena de prisión, una medida de libertad vigilada por un periodo de nueve años, teniendo la obligación de hacer un curso de educación sexual y control de impulsos y con la prohibición de acceder a las redes sociales y acercarse a colegios e institutos; así como tener empleos relacionados con menores.

Se le condena por los delitos de agresión sexual, exhibicionismo y elaboración y distribución de pornografía en concurso con revelación de secretos. Como límite máximo de cumplimiento en la cárcel se fija cuatro años y medio, según la sentencia de la Sección Segunda, en la que se explica que esto es al aplicarse un artículo del Código Penal del triple de la pena máxima impuesta.

El acusado, según se declara probado en la resolución a la que ha tenido acceso Europa Press, creó un perfil en una red social, simulando ser un joven de 16 años, lo que utilizó para contactar de forma masiva con menores. "Tras embaucarlas con diversas argucias", lograba su confianza y conseguía que le mostraran parte de sus cuerpos y él a veces también les enviaba este tipo de imágenes.

Una vez conseguía una imagen de la chica desnuda, tras grabarlo todo sin que lo supiera, dice la sentencia, "empezaba a coaccionar a la víctima informándole de que lo tenía todo grabado y la amenazaba con distribuir las imágenes a sus amigos y a su familia si no realizaba delante de la cámara web todo lo que su ánimo libidinoso le fuera pidiendo", como tocamientos.

Esto lo logró con nueve menores, con edades entre los 11 y los 17 años. A algunas víctimas les insistió para tener un encuentro sexual y la mayoría sufren secuelas psicológicas y están en tratamiento. En un caso, difundió una grabación de una menor, que cambió de instituto y de lugar de residencia; mientras en otros, los padres pidieron una orden de alejamiento "ante la vecindad con el procesado".

Cuando se registró su vivienda, se intervino material de contenido pornográfico, aunque camuflaba los archivos; y también constan conversaciones con menores que no han podido ser identificadas plenamente. El hombre reconoció los hechos en la instrucción y padece un trastorno de personalidad compulsiva no agresiva, por lo que se han aplicado dos atenuantes.

La condena se produce tras reconocer el procesado todos los hechos y cada uno de los actos por los que ha sido acusado durante el juicio. También constan las declaraciones de los agentes de la Policía Nacional que investigaron el caso y las testificales de las menores durante la instrucción.