Las poco conocidas fotos del torturado expresionista Kirchner

  • Fundador de uno de los colectivos esenciales del expresionismo, Die Brücke, Kirchner usó la fotografía como ayuda, método de archivo e instrumento de juego.
  • Un libro y una exposición presentan el casi desconcido trabajo con la cámara del pintor, voluntario en la I Guerra Mundial y perseguido con saña por el nazismo.
  • Refugiado en Suiza porque en Alemania corría peligro, llegó a estar tan convencido de que Hitler invandiría el país alpino que se mató de un tiro en 1938, a los 58 años.
Kirchner retratado en su estudio. Ya había regresado de combatir en la I Guerra Mundial y sufrido un grave colapso nervioso
Kirchner retratado en su estudio. Ya había regresado de combatir en la I Guerra Mundial y sufrido un grave colapso nervioso
© Ernst Ludwig Kirchner
Kirchner retratado en su estudio. Ya había regresado de combatir en la I Guerra Mundial y sufrido un grave colapso nervioso

Cuando el 15 de junio de 1938, en un día soleado en el que las cumbres alpinas y los hondos valles relucían, Ernst Ludwig Kirchner se disparó un tiro en el corazón frente a una granja de la comuna suiza de Davos. Estaba a 1.500 metros sobre el nivel del mar, en un país neutral en la II Guerra Mundial a la que tanto temía —porque había peleado como voluntario en la Primera y sufrido en las trincheras y temía que los nazis, que le odiaban, invadieran la república helvética— y su mujer lo había dejado solo frente al imponente panorama para llamar por teléfono y pedir ayuda a un médico.

Durante toda la noche anterior al suicidio, el artista, que un mes antes había cumplido 58 años y era considerado uno de los más dotados de su generación, no había pegado ojo y tampoco había dejado dormir a Erna Schilling, la mujer de su vida —estaban juntos desde 1911 y habían decido casarse unos días antes de la tragedia—, a la que intentó convencer con la tenacidad de un loco de que debían matarse juntos porque la vida no tenía sentido. Kirchner fue enterrado en un cementerio rodeado de montañas, no muy lejos de la casa de madera en la que había vivido con Erna y en la que ella siguió residiendo hasta la muerte de un ataque al corazón, en 1945.

600 cuadros robados o destruidos por los nazis

Dejó un legado que contradice su condición de artista, como él decía, paralizado por el miedo, aturdido por el sinsentido del nazismo y deprimido porque muchos de sus compatriotas alemanes —había nacido en la ciudad bávara de Aschaffemburgo y estudiado Arte en Múnich— le consideraban un creador degenerado y los secuaces de Hitler habían destruido o robado 600 de sus obras. Cuando se catalogaron los trabajos dejados por el pintor en la casita de Wildboden el recuento fue de mil óleos, varios miles de acuarelas y dibujos, docenas de grabados y diseños textiles. Lo que nadie esperaba era hallar 1.500 negativos y copias fotográficas.

El Museo Kirchner de Davos, inaugurado en 1982 en las cercanías de la última residencia del fundador de Die Brücke (El Puente), un crucial colectivo expresionista que pretendía, como sugiere el nombre, enlazar la tradición de la rara belleza del renacimiento alemán de Dürero y Cranach el Viejo, con la modernidad, pero denunciando los academicismos y el ablandamiento rebuscado que se adivinaba en el hedonismo de la Belle Époque, expone hasta el uno de mayo The Artist as Photographer (El artista como fotógrafo), una selección de las imágenes tomadas por Kirchner, gran aficionado a la fotografía.

'Fascinado por la fotografía'

Como muchos de sus contemporáneos, Kirchner estaba "fascinado por las posibilidades de la fotografía y las explotó de diversas maneras", dicen desde el museo. En las piezas, que usó como ayuda para futuros cuadros, método de archivo inmediato o simple instrumento descriptivo de juegos, amistades y buenos momentos, hay una "interdependencia notable" de la fotografía y las artes visuales que permite a hablar de una "concepción pictórica fotográfica".

Desde que se hizo con el uso de las cámaras y aprendió a revelar por sí mismo, la pintura dejó de ser "puramente representativa" y aunque Kirchner fue un dibujante excepcional utilizó las fotos como modelos antes de afrontar el lienzo. En la selección hay ejemplos de todos los géneros: desnudos, retratos de estudio, paisajes y bodegones.

'Instrumento de invención'

Aunque no se consideraba un artista fotográfico "explotó ampliamente las posibilidades del medio" como "instrumento de descubrimiento e invención". En uno de sus diarios anotó: "Las fotografías son muy inspiradoras. Si bien no se pueden utilizarlos como base directa para la pintura, ofrecen la garantía de que puedes obtener con seguridad una forma visible".

La exposición viene acompañada por el libro-catálogo Ernst Ludwig Kirchner – The Artist as Photographer, editado por Kehrer [216 páginas y un PVP de 39,90 euros]. En uno de los ensayos incluidos en el volumen, Thorsten Sadowsky afirma que el pintor tenía "pleno conocimiento" de las habilidades fotográficas y lo demostró con el uso de las sombras para crear atmósferas, los autorretratos en los que es palpable la lucha contra sus demonios interiores tras el colapso nervioso que sufrió en la I Guerra Mundial y el paso por varios hospitales psiquiátricos, los juegos sexuales con Erna y otros amigos que documentaba en la cabaña suiza y el uso de dobles exposiciones y otros efectos.

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