Madaya, la ciudad siria de los esqueletos andantes

  • 35 personas han muerto ya por inanición en esta pequeña ciudad, cruel espejo de una guerra sin fin, y en la que solo se sobrevive: "Comemos cada dos días, agua, sal... y hojas de árboles".
  • Al Fouaa y Kefraya también están cercadas junto a otras doce poblaciones más en Siria, afectando a un total de 400.000 personas.
Familias sirias esperando permiso para salir de la ciudad sitiada de Madaya.
Familias sirias esperando permiso para salir de la ciudad sitiada de Madaya.
UNICEF/SANADIKI
Familias sirias esperando permiso para salir de la ciudad sitiada de Madaya.

"Cada día siento que me desmayaré y ya no volveré a despertar". Quién así habla es Mohammad, un afortunado vecino de Madaya. Y tiene suerte porque aún vive. En esta ciudad siria, bloqueada por la interminable guerra civil entre el régimen de Al Asad y los rebeldes, la gente se está muriendo de hambre. "Comemos cada dos días, agua, sal...y hojas de los árboltes".

En Al Fouaa y Kefraya están condenados a sufrir el cerco de grupos rebeldes por su lealtad al Gobierno. La situación de estas tres ciudades se repite en doce poblaciones más, se calcula que 400.000 personas se encuentran sitiadas.

Mohammad cuenta que sus conocidos “van todos los días a los puestos de control y piden salir, pero el gobierno no se lo permite”. Ambos bandos coartan los derechos más básicos de estas personas: libertad de movimiento, alimentación, integridad física…

En octubre unos hombres intentaron introducir clandestinamente alimentos en algunas poblaciones, como Al Fouaa, y al ser descubiertos fueron ejecutados por los rebeldes de Jaysh al Fateh. Las mezquitas de localidades cercanas anunciaron la ejecución para dar una lección a todo el que se atreviera a intentarlo,  aunque sólo “intentase introducir un solo pan” relata Mazen, residente en la ciudad.

Los pocos alimentos que hay son vendido a un alto precio: “un kilo de arroz puede valer 200 euros” explica Antonio Salort-Pons, Jefe de la Oficina en Madrid del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP, por sus siglas en inglés). Algunos padres han llegado a utilizar “medicamentos con glucosa” para dar algo de azúcar a sus hijos, según explica José Antonio Bastos, presidente de Médicos Sin Fronteras en España (MSFE).

Vulneración de los derechos humanos

Cerrar las ciudades para que nadie ni nada entre o salga, con el hambre acechando a los ciudadanos, es una estrategia de guerra que ambos bandos están usando, esperando a que el otro libere una ciudad leal.“Si utilizan en los asedios el hambre como un método de guerra, estamos ante crímenes de guerra gravísimos que deberían ser enfrentados por la comunidad internacional” afirma Eva Suárez-Llanos, directora adjunta de Amnistía Internacional España.

Aunque no revierta en el bienestar más inmediato de estas quince poblaciones, Suárez-Llano apuesta por que el Consejo de Seguridad de la ONU “remita” ante el Tribunal Penal Internacional “la vulneración de los derechos humanos” en Siria, lanzando así el mensaje de que “no hay impunidad para los crímenes que se están cometiendo y que algún día van a ser llevados ante la justicia”.

Ayuda humanitaria

El acuerdo entre rebeldes y Gobierno ha permitido que se pudieran adentrar en estas tres ciudades un total de tres convoyes, el último este martes, con ayuda humanitaria de la ONU (con agencias como  WFP o UNICEF), la Media Luna Roja Árabe Siria y el Comité Internacional de la Cruz Roja. En el primer viaje a Madaya, 50 camiones entraron en la ciudad cargados con “355 toneladas de ayuda humanitaria”, de los cuales 350 eran alimentos básicos (harina, trigo, comida enlatada) como explica Salort-Pons. Sin embargo, esta ayuda sólo servirá para “el próximo mes”. Por eso, tanto Salort-Pons como Bastos, señalan que debería abrir “un corredor humanitario continuado” a causa de la desnutrición generalizada entre la población.

Hasta el ahora se han llegado a producir 35 muertes en el centro apoyado por Médicos Sin Fronteras. Desde la organización destacan que ya han muerto 16 adultos, lo que es un claro indicador de la grave situación en Madaya. También han fallecido siete niños, un adolescente y once mayores de 54 años.

“En Madaya se ven esqueletos andantes” afirma Mohammad. La situación de desnutrición provoca que la población enferme de forma más rápida cuando el cuerpo, tras utilizar la grasa para sobrevivir, consume sus proteínas, afectando al sistema inmunitario. Por esto las muertes por enfermedad se hacen más frecuentes. Una de las enfermedades que más se propagan en estas circunstancias es el “sarampión”, por esto se hacen campañas de vacunación. En otras ciudades sirias ya se han realizado de forma “casi clandestinas” porque tienen miedo a que las aglomeraciones atraigan bombardeos en la zona.

El 84% de la población siria no sabe si comerá

Um Sultan, que reside en Madaya, cuenta que cada día oye hablar sobre nuevos casos de personas que no pueden moverse, ahora su esposo también ha caído enfermo: “No puede levantarse de la cama, y cuando lo hace se desmaya”.

Siria sufre los efectos de la guerra que afecta a unos 6 millones de personas. 4,5 millones siguen dentro del país y, de ellos, el 84% no sabe si va a comer todos los días, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. También hay 1,2 millones de refugiados en Turquía, Jordania, Líbano, Irak y Egipto sin ayuda internacional.

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