La Junta de Castilla y León ha reconocido seis nuevos casos de tularemia que elevan a veintiséis el número total de afectados por dicha enfermedad en esta comunidad autónoma.

De acuerdo con los datos facilitados por la Junta, la mitad de los enfermos contrajeron la dolencia tras actividades como la manipulación de cangrejos o liebres, por heridas provocadas por plantas, por paseos frecuentes por el campo y por el contacto con alfalfa, paja, estiercol, ganado o roedores, aunque el motivo por el que los otros trece fueron contagiados sigue siendo desconocido.

Según dichas fuentes, de los veintiséis casos sólo tres serían fruto de la plaga de topillos que sufre la región, al contrario de lo que defienden organizaciones agrarias como ASAJA, que aseguró el pasado día 20 que había más de cien afectados en toda Castilla y León y que existía una vinculación "cada vez más explícita" entre la tularemia y los roedores.

Por provincias, la más afectada es Palencia con dieciocho enfermos, a la que siguen Zamora con cuatro, León, con dos, y Valladolid y Burgos con un enfermo cada una, mientras que las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia y Soria se libran por el momento de la afección.

Lo más efectivo es la prevención

Pese a que la Junta afirma que la tularemia "es una enfermedad endémica en Castilla y León y no es contagiosa entre personas", asegura que la prevención es la "mejor fórmula para evitar su contagio".

Con este objetivo, la institución regional ha recomendado evitar tanto el contacto con animales muertos o enfermos como el consumo de aguas no potables, utilizar ropa que evite las picaduras de insectos, el uso de guantes y mascarillas para capturar o manipular animales o cocinar siempre la carne de animales silvestres antes de consumirlos ya que la congelación no inactiva el agente responsable de la enfermedad.