El hombre tenía 44 años, estaba casado y tenía dos hijos cuando se presentó en el hospital en 2003 por una ligera debilidad en una pierna, explican en la citada publicación el doctor Lionel Feuillet y sus colegas de la Universidad Mediterránea de Marsella.
Al echar un vistazo a su historial médico, Feuillet descubrió que había sufrido hidrocefalia (agua en el cerebro). El escáner mostró que el líquido había ocupado casi todo el espacio craneal, de manera que solo quedaba una delgada hoja de tejido cerebral real.
Los médicos e investigadores decidieron hacerle una tomografía y una resonancia, tras lo cual descubrieron atónitos que los ventrículos laterales de la cavidad craneal se habían alargado enormemente, de manera que ese espacio, normalmente muy diminuto y destinado a almacenar el líquido cerebroespinal que sostiene al cerebro, acumulaba "la sustancia gris y blanca". Es decir, que "el cerebro en sí estaba comprimido en las paredes craneales".
Mensaje de esperanza
Para el doctor Feuillet, este caso de discordancia entre una resonancia muy inquietante y una vida prácticamente normal representa 'un mensaje de esperanza'.
Aunque el cociente intelectual del hombre es de 75 (la media considerada normal es de 100) y tiene 'una pequeña dificultad intelectual', esto no ha impedido su desarrollo ni su vida en sociedad.
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