La casa no tiene vacaciones

Asegurar la conservación de la vivienda y todo lo que guardamos en ella es fundamental si no se quieren sorpresas desagradables al regreso del veraneo.

Por fin llegan las deseadas vacaciones. La ciudad queda atrás y, con ella, el trabajo y la rutina diaria. Pero también nuestra vivienda habitual, que deberá soportar, sin nuestra ayuda, condiciones extremas de calor y sequedad hasta nuestro regreso.

Aunque todavía es pronto para pensar en la vuelta, sí es importante tomar algunas medidas para no llevarnos sorpresas desagradables en nuestro hogar al regresar de las vacaciones.

Algunos consejos

Luz solar: La acción continuada del sol puede estropear los colores de telas y tapicerías, por lo que es recomendable evitar que entre directamente. Conviene dejar las persianas a media altura.

Aire: Al menos una ventana debe permanecer abierta para asegurar la renovación del aire en la casa y permitir su ventilación.

Humedad: Los suelos de parqué pueden agrietarse en ambientes muy secos. Para evitarlo, distribuye por toda la casa recipientes con agua.

Plantas: Coloca un cordón que vaya desde una botella con agua hasta la tierra de la maceta. Así, la planta recibirá agua constantemente y en la cantidad que requiera. Nunca dejes animales solos en casa durante tu ausencia.

Suministros: Asegúrate de cerrar bien las llaves del agua, el gas y la electricidad antes de partir a tu destino.

La seguridad es lo primero

Las ciudades se vacían durante el verano y los cacos lo saben. Para evitar robos, lo mejor es ser discreto sobre nuestra ausencia y, en la medida de lo posible, hacer que la casa no parezca deshabitada. Todo vale para este propósito: se puede dejar el timbre conectado, ropa en la cuerda de tender o pedir a un vecino que recoja el correo de vez en cuando.

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