Uno de los últimos test de seguridad realizados en Estados Unidos por la Administración para la Seguridad en el Transporte (TSA, en inglés) ha dado como resultado una pequeña paradoja de seguridad. En la prueba, realizada en el
aeropuerto de Albany (capital del estado de Nueva York) los agentes detectaron y confiscaron una botella de agua pero dejaron pasar una bomba falsa, según informa el
Los líquidos están prohibidos en los aviones desde octubre de 2006 tras los atentados frustrados en el aeropuerto de Londres.
En cinco de los siete test que se realizaron se registraron fallos de seguridad, algo que las autoridades consideran normal, según el citado rotativo.
La TSA se hizo cargo de la seguridad de los aeropuertos después de los fallos de seguridad antes de los atentados del 11-S.
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