Tendrá que jugar cada día. Apenas se lo creía cuando el juez cantó out a la bola de Soderling. Rafa Nadal se arrodilló en Wimbledon y miró al cielo que tanto le había fastidiado, obligándole a interrumpir el partido siete veces. «Ha sido el partido más duro de mi carrera», aseguró el mallorquín, que se metió en octavos cinco días después de lo previsto: debía haber jugado el sábado, y lo hizo lunes, martes y ayer: 6-4, 6-4, 6-7, 4-6 y 7-5.
Las condiciones meteorológicas en Londres y el empeño de la organización en impedir por tradición que se jugase el primer domingo del torneo obligarán a Nadal a realizar ahora un esfuerzo supremo: hoy, octavos contra Youzhny; si gana, mañana en cuartos contra ¿Berdych?; el sábado afrontaría las hipotéticas semifinales, y el domingo, si aguanta el martirio, la final. Por otro lado, Juan Carlos Ferrero se enfrenta hoy al suizo Roger Federer.
«Es un chico un poco extraño»
El partido Nadal-Soderling continuó en la rueda de prensa. No parece que se lleven muy bien. «Es un chico un poco extraño porque lo he saludado y no me contesta, pero eso no pasa sólo conmigo», dijo el español, para hablar después sobre una supuesta burla del sueco: «Me caigo, y ni viene a preguntar, se toca el culito; cosas que no vienen a cuento si un jugador es un profesional y es buena gente». Soderling contestó después: «Yo no habría dicho eso de nadie en una rueda de prensa y podría soltar mucha mierda de mucha gente. Debe haber tenido un día quejica».
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