La visita oficial que ha realizado este lunes el alcalde de Valencia, Joan Ribó, al Palau de la Generalitat ha tenido una fuerte carga simbólica. Por primera vez en 20 años, el presidente de la Generalitat, del PSPV, y el primer edil de la ciudad, de Compromís, no son del mismo partido, aunque ambos presiden gobiernos de coalición sostenidos por ambas fuerzas políticas.

En un contexto de enormes dificultades económicas para el Consell, las inversiones en la ciudad han centrado el contenido del encuentro. La buena sintonía que el alcalde ha encontrado en Puig, expresada en la voluntad de "trabajar en la misma dirección" y de "restablecer la alianza de ambas administraciones", se ha convertido en una reivindicación conjunta  hacia el Gobierno para pedir más fondos y, sobre todo, un cambio en el modelo de financiación que pueda desatascar proyectos clave para Valencia.

Dos ejemplos son el Parque Central y la Dársena del puerto. En una comparecencia conjunta tras la reunión, Puig y Ribó han pedido al Ejecutivo de Rajoy que redacte el proyecto para el inicio de las obras del Parque Central y, por otro lado, que asuma los 430 millones de euros de deuda que arrastra el Consorcio Valencia 2007, compensando a la Comunitat por lo que le debe con la denominada deuda histórica.

A este respecto, Ximo Puig ha avanzado que convocarán los dos consorcios en los que participan las tres administraciones para "desatascar" ambos temas. Antes de las elecciones municipales y autonómicas, estos tres organismos estaban copados por el PP, que gobernaba las tres administraciones. Con el panorama actual, Consell y Ayuntamiento han optado por unir sus fuerzas para presionar al Ejecutivo central y lograr que se aceleren estos proyectos.

Sobre el Parque Central, Ribó ha señalado que ni el Ayuntamiento ni la Generalitat conocen todavía el proyecto para la primera fase del proyecto, que corresponde al soterramiento de las vías ferroviarias, y que debe elaborar el Ministerio de Fomento. Según establece el convenio alcanzado en 2003, esta primera fase supondría una inversión cercana a los 270 millones de euros, de los que el Consistorio debería aportar el 25% y la Generalitat otro 25%.

Sin embargo, según el alcalde, "no tenemos formalmente ningún proyecto todavía". Por ello, ha instado a la ministra de Fomento, Ana Pastor, a que incluya "una partida en los Presupuestos Generales del Estado para 2016 para, al menos, redactar el proyecto".

En cuanto al desarrollo de la Dársena, Joan Ribó ha manifestado que la deuda de 430 millones que arrastra el Consorcio "nos pone en una situación muy grave". El alcalde de Valencia sostiene que los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) debe afrontarlos el Gobierno central. Sobre este mismo asunto, Ximo Puig ha dicho que la deuda que arrastra la Dársena "está dentro de la deuda histórica con la Comunitat Valenciana y ha de ser también compensada".

La principal novedad en la que coinciden el alcalde y el jefe del Consell es en el enfoque metropolitano de las políticas que afecten a Valencia. La intención de ambos es recuperar el contrato-programa con el Gobierno para finalizar la línea T-2 de Metrovalencia y recibir más fondos para la EMT, y resucitar la Agencia Valenciana de Movilidad. Además, Ribó ha pedido a Puig que Valencia pueda acceder a datos fiscales de multas de tráfico que cometen infractores de fuera de Valencia y que se quedan sin abonar.