Una treintena de colegios públicos de la Comunitat Valenciana comienzan este jueves el curso escolar construidos íntegramente con aulas prefabricadas, lo que se conoce como barracones. Ha sido el propio titular de Educación, Vicent Marzà, quien ha dado la cifra en la presentación de los datos del inicio del ejercicio 2015/2016 realizada en la Conselleria.

El acto ha sido muy diferente al de años anteriores, y no solo por el cambio en el discurso político del conseller (Marzà es militante de Compromís, y su antecesora, María José Catalá, del PP). En el salón de actos estaban presentes asociaciones de padres, sindicatos y entidades cívicas de la comunidad educativa en una escenificación de la "transparencia y diálogo" que el propio Marzà ha definido como uno de los ejes de su departamento, junto a la calidad y la eficiencia en la gestión.

Los 30 colegios que están totalmente levantados con barracones "son muchos, muchísimos, pero no son los únicos, hay más con parte de sus aulas en barracones", ha explicado Marzà. "Nuestra prioridad es acabar con estas construcciones, que deberían ser temporales y se han convertido en permanentes", ha añadido. Fuentes de la Conselleria cifran en 200 el total de centros afectados, si bien no en todos hay aulas construidas con módulos prefabricados, sino que puede haber aseos o cuartos de mantenimiento.

La Conselleria ha anunciado la elaboración de un mapa de necesidades de infraestructuras educativas, a partir del cual se podrá hacer un calendario para acabar con estos centros levantados en su totalidad con barracones. "Es nuestra prioridad", ha dicho Marzà, quien, no obstante, no se ha fijado un plazo concreto. "Si es posible esta legislatura, se hará". Hace cuatro años, el Gobierno de Francisco Camps ya aprobó un plan de choque para eliminar los barracones (posteriormente ejecutado por el Consell de Alberto Fabra), un problema crónico del sistema educativo valenciano en la última década.

En cuanto a las principales cifras, la previsión de alumnado sube en 5.448 alumnos respecto a la matriculación del curso pasado, un 0,7%, hasta llegar a los 781.228 escolares. De ellos, 555.497 (el 67%) estudian en centros públicos y 225.731 (el 27,43%) en colegios concertados, mientras el 5,06% lo hace en centros privados. Además, el 38% del total va a línea en valenciano y el 62% a línea en castellano.

La educación valenciana encara este curso con muchas novedades fruto del cambio de signo político del Consell, que ha supuesto una revolución en la política educativa. Como ejemplos, la ayuda de hasta 200 euros para libros de textos en función de su estado de conservación, la ampliación de las becas de comedor y transporte al mes de septiembre, el adelanto del calendario escolar y el programa piloto de aulas para niños de 2 años en 33 centros de Infantil y Primaria.

"Cuando llegamos a la Conselleria, vimos que el anterior Gobierno se había gastado el 87% del presupuesto anual de Educación en seis meses. ¿Cómo querían que llegáramos a final de año? No se estaba gestionando de forma eficiente", se ha quejado el conseller Marzà. En su opinión, "ser eficiente quiere decir trabajar bien, poner los recursos donde hacen falta". De hecho, ha explicado que únicamente han podido redistribuir partidas, ya que el presupuesto les vino dado por el anterior equipo gestor del PP.

El Gobierno valenciano también se ha fijado como objetivo la elaboración de un nuevo plan de choque contra el fracaso escolar, el otro problema endémico del sistema educativo autonómico junto al de los barracones. "Queremos hacerlo con una mirada no centrada solo en la enseñanza, sino implicar a todo el Consell. Vemos que estos alumnos provienen de familias con una situación socioeconómica muy baja. La ampliación de la educación gratuita a los 2 años es una medida en este sentido porque da oportunidades desde una edad temprana", ha dicho el conseller Vicent Marzà.