Un diletante es, para decirlo en corto, aquel que se deleita. El diccionario amplía la definición: "que cultiva algún campo del saber, o se interesa por él, como aficionado y no como profesional". Ese matiz —amateur y no experto o entendido, cualidades estas dos que suelen ir acompañadas de prepotencia y endiosamiento— es la pura esencia del asunto: si quieres deleitarte no puedes tocar con partitura o normas previas.

El 4 de septiembre de 1981, ocho años antes de la caída del Muro de Berlín y casi veinte antes de la reunificación de Alemania, en el Tempodrom de la ciudad se celebró el Festival Genialer Dilletanten. El evento de los geniales diletantes —expresión mal escrita en alemán: lo correcto hubiera sido Dilettanten, pero se decidió mantener el error de imprenta para recalcar el carácter transgresor del asunto— era la puesta de largo, bastante, como correspondía, loca y anárquica, del undergound berlinés que había convertido la ciudad en un espacio de creatividad tras la desaparición de facto de la frontera con la moribunda RDA. [Hay grabación en vinilo y DVD del concierto]

La Haus der Kunst de Múnich retoma el título —que se ha convertido en sinónimo de un movimiento— de aquella explosión espontánea de ruido salvaje con la exposición"Geniale Dilletanten". Subkultur der 1980er-Jahre in Deutschland ("Diletantes Geniales". Subcultura en Alemania en los años ochenta), una muestra que recrea los impulsos dominantes de aquellos años: libertad sin límites, deliberada provocación y búsqueda de impacto. La exposición, desde el 26 de junio hasta el 11 de octubre, abarca la actividad underground entre 1979 y 1984.

La exposición muestra instalaciones, fotografías, películas, fanzines, cartelería, esculturas, pinturas, collages, obras audiovisuales, videoclips, diseños de moda y entrevistas con algunos de los protagonistas de aquel momento, el de más alta creatividad de la historia reciente de Alemania, prolongado tras la caída del Muro, cuando vivir en la ciudad era fácil y gratuito dada la gran cantidad de inmuebles que habían quedado desocupados y abandonados en la zona oriental de la ciudad por el colapso de la RDA y proliferaban las casas okupadas dedicadas al arte y la expresión alternativas.

Con la voluntad central de desafiar el buen gusto, los artistas de la nueva ola alemana, como también se llamó al movimiento, se "oponían al espíritu de la época" y al ideario que prevalecía en el país, dicen desde el museo bávaro. Apostaban por la expresión y no por la perfección técnica, buscaban el choque y no demostrar habilidad.

"Sondearon las posibilidades de una oposición total en términos artísticos con la misma vehemencia que dirigieron contra la política oficial y el legado de la generación del 68", añaden los organizadores.

Vídeos y fotografías documentan conciertos, reuniones y acciones, incluyendo las difíciles circunstancias en las que Ornament und Verbrechen habían actuado en Berlín del Este antes de la caída del Muro. Tocaron sin permiso, bajo seudónimos cambiantes y en clubes clandestinos. Una película en súper ocho de uno de los conciertos ha sido restaurada para la exposición.

"Geniale Dilletanten" ofrece como actividad complementaria una actuación del mítico grupo Einstürzende Neubauten, que tocaron también en el festival de 1981. El concierto programado en la exposición de Múnich está anunciado para el 27 de junio.